REPAM y el Sínodo para la Amazonía
El texto es un pequeño relato del trabajo de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) delante de los desafíos que el Sínodo de la Amazonia, convocado por el Papa Francisco para este año, trae para la Iglesia Católica en un país amazónico como es Colombia.
La Red Eclasial Panamazónica (REPAM) en Colombianace en el año 2017 y se fortalece en el 2018 con el proceso de escucha pre sinodal, que llegó a 14 lugares del territorio amazónico colombiano.
La instancia organizativa de la red está compuesta por: 1) la Comisión de obispos de la Amazonía que actualmente está formada por 15 obispos; 2) el comité coordinador, compuesto por un representante de los sacerdotes, una representación indígena, una representación laica y Caritas Colombia, entre otras y 3) el equipo asesor, formado por especialistas en temas amazónicos.
Así, tenemos una representación amplia que nos permite tejer desde lo nacional hacia los territorios. Ese es precisamente uno de los grandes desafíos que tenemos ¿Cómo hacer que la REPAM no se quede en Bogotá? ¿Cómo podemos ayudar a construir y a fortalecer la REPAM a nivel local con el apoyo de todo este equipo, que a veces está disperso?
Para fortalecer la estructura organizativa hemos iniciado un trabajo de aproximación a 3 jurisdicciones de la Orinoquia colombiana: Arauca, Yopal y Trinidad, porque es necesario ver el país y el mundo como un cuerpo integral; de esta manera, si la Orinoquia colombiana sufre impactos por las diversas actividades extractivas que se realizan allí, la Amazonía sufrirá también.
Desde hace dos años estamos trabajando en esa labor y podemos decir que hay una red eclesial amazónica colombiana que está funcionando con todos los procesos de escucha pre sinodal. Desde el año pasado se visitaron varias jurisdicciones eclesiásticas en Colombia, lo que resultó en aproximadamente 14 encuentros. Fueron espacios locales de análisis de la realidad de los pueblos amazónicos, del papel de la Iglesia católica y de identificación de nuevas maneras de caminar juntos. En este acompañamiento encontramos que, más allá de las problemáticas ya identificadas como comunes a la Amazonía, tenemos unas situaciones más locales como el narcotráfico, la migración de población venezolana, los efectos de las minas antipersona y del conflicto armado, que actualmente son algunos de los grandes retos.
En toda la región amazónica, principalmente en el Caquetá, Putumayo y Guaviare, encontramos por ejemplo el tema de los cultivos ilícitos, del cual se derivan fuertes impactos no solo ambientales, sino también sociales, culturales y políticos. El conflito armado, por su vez, genera en la región desplazamientos, confinamientos de comunidades, asesinatos de líderes sociales, que es una realidad que desafortunadamente compartimos con Brasil. La deforestación y la contaminación de fuentes de água son comunes a todos los países panamazónicos, y en Colombia se trata de un tema recurrente en varias jurisdicciones eclesiásticas.
En este momento estamos acompañando desde REPAM, Caritas Colombia y desde el Secretariado Nacional de Pastoral Social, a las comunidades del gran resguardo indígena del Vaupés que serán afectadas por la exrtacción de minerales raros en su territorio. Más de 1955 hectáreas fueron concesionadas. Este es el resguardo más grande de Colombia y en donde confluyen el mayor número de etnias. Se trata de extracción a gran escala, con todos los impactos que representa y de los cuales hemos sido testigos en muchas partes del territorio nacional. Por eso estamos haciendo todo el proceso de acompañamiento para garantizar una consulta previa, libre e informada. Este es un ejemplo de una acción muy específica que estamos llevando a cabo en temas de protección y defensa del territorio, en medio a los procesos de escucha pre-sinodal.
En el momento que escribimos este texto nos preparamos para la Asamblea pre sinodal que será la semana del 13 y el 14 de agosto de 2019 aquí en Bogotá. El objetivo de la asamblea es analizar el Instrumentum Laboris, pero también queremos que el primer día se lleve a cabo un foro público donde se analice la situación de la Amazonia y se piense en la labor de la Iglesia Católica en el acompañamiento de este proceso territorial.
La idea de la Asamblea es fortalecer una Iglesia con rostro Amazónico. Es decir, tratar de traer un poco de la Amazonía, para reconocernos como un país amazónico. Colombia tiene cerca del 43 a 45 % de su territorio en la región amazónica entonces para nosotros es muy importante llevar ese mensaje. No somos un país que tiene una porción en la Amazonía, sino que somos un país amazónico. Entonces estamos en ese movimiento y la idea es la Amazonizar la Conferencia Episcopal.
Algo que hemos tenido que destacar es que la Amazonía colombiana no es solamente indígena, es también afro, es también campesina y es también urbana. Desde nuestra vida en una zona urbana también podemos proteger y ayudar a conservar la Amazonía.
¿Qué se está haciendo desde los territorios? En las jurisdicciones eclesiásticas se está trabajando directamente con población indígena en acompañamiento en temas de fortalecimiento organizativo y de reivindicación de derechos territoriales con comunidades indígenas y afro de la región.
Ya con comunidades afro el trabajo es un poco menor, si bien no encontramos tantos afrocolombianos en estas áreas, para nosotros ha sido importante reivindicar que la Amazonía no es solamente indígena. Así empieza el proceso organizativo de solicitud de tierras y cabildos.
También se está haciendo un trabajo importante en temas de cambio climático. Por esta razón, pensar en alternativas al desarrollo también es un tema que ya nos ha propuesto el Papa en la encíclica Laudato Si y en el trabajo pre sinodal.
Estamos trabajando de la mano con la Iniciativa Interreligiosa para la Protección de los Bosques Tropicales. Es una iniciativa mundial de la ONU que está generando varias acciones en algunos países, entre ellos Colombia. Este es un espacio ecuménico muy interesante que busca fortalecer los procesos para evitar la deforestación. Realmente tenemos un trabajo en varios niveles y con diversas comunidades.
Nuestro público objetivo es la gente de Iglesia. Establecer un diálogo en torno a todo lo que está pasando con el Sínodo y con el llamado del Papa para mostrarle a la gente cercana a la iglesia, lo que se está haciendo en la región amazónica. El objetivo también es convocar a la institucionalidad pública, intentar hacer incidencia para que, a partir de políticas públicas sean defendidos los ecosistemas estratégicos, las poblaciones que allí habitan, así como las diversas formas de vida que no necesitan del extractivismo y de la acumulación para ser sociedades sustentables y economicamente productivas.
Con el Sínodo, el Papa nos está llamando en este momento a un alto en el camino, afirmando que tenemos que cambiar esta situación y empezar a acercarnos más a los pueblos originarios. Entonces no se trata solamente de cuestionar el modelo de desarrollo sino también de entender un poco más sobre la espiritualidad ecológica. En este proceso, los ejercicios de escucha son muy importantes, permitieron espacios muy bonitos donde la gente pudo desahogarse y conversar directamente con los obispos.
Esta actitud de la Iglesia de hacerse más cercana, y mostrarse un poco menos jerárquica ha hecho que la gente crea más en estos procesos, por eso nos sentimos muy agradecidos. En este momento tenemos un llamado a caminar de la mano de las comunidades para defender la amazonia como territorio mundial vital.