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“Cuando cualquier ser humano sufre tenemos la obligación de ayudar”

Sheik Mohamad Al Bukai

ILRI

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Por Sara Baptista. Traducido por Sebastian Porrua.

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Sheik Mohamad Al Bukai

El sheik Mohamad Al Bukai salió de un país en paz, pero desde la distancia vio a su tierra natal siendo destruida por la guerra. Cuando abandonó Siria, en 2007, para responder a la llamada de la comunidad islámica de Sao Paulo y convertirse en Sheik de la Mezquita de Pari, en la capital paulista, no podía ni imaginar que su país sería disputado por distintas fuerzas e intensamente bombardeado.

Mohamad Al Bukai es teólogo y tiene una trayectoria marcada por la migración. Aparte de su Siria natal, ya estudió en Egipto y en Malasia, y ahora vive en Brasil, donde es imán de la Mezquita Brasil (Sociedad Benéfica Musulmana – SBM), en Cambuci, zona sur de la ciudad, y director de los Asuntos Islámicos de la Unión Nacional de las Entidades Islámicas de Brasil (UNI).

Como líder religioso, el sheik usa su fe para luchar por la defensa de los derechos humanos. Explica que uno de los principios islámicos es considerar que el ser humano es una criatura digna, independientemente de su raza o de su religión. “Por tanto, cuando cualquier ser humano sufre tenemos la obligación de ayudar”, dice.

Sus palabras también se traducen en acciones y su lucha se concretiza, principalmente, a favor de los migrantes y refugiados. Desde Brasil, el sheik hizo lo que pudo para ayudar a los sirios que huían de la Guerra de Siria y llegaron al país. Desde 2011, millones de sus compatriotas también tuvieron que dejar sus casas, pero a diferencia de Mohamad Al Bukai, ellos lo hicieron por falta de opción. Con la revuelta de la población contra el gobierno dictatorial de Bashar Al Assad siendo violentamente reprimida en el mismo momento en que el Estado Islámico intentaba dominar la región, Siria fue tomada por una gran guerra que dura hasta nuestros días.

En 2013, cuando Brasil pasó a conceder visados humanitarios para los sirios, un enorme flujo de esos migrantes partió hacia el país latinoamericano. Los que desembarcaban en el aeropuerto de Cumbica, en el Grande Sao Paulo, sin embargo, no encontraban un recibimiento adecuado. Sin saber hablar portugués, los inmigrantes no sabían a dónde ir y buscaron la Mezquita de Guarulhos, donde pudieron finalmente comunicarse en árabe con el sheik Mohamad Al Bukai, que en esa época actuaba ahí.

Conforme a sus creencias, el sheik abrió las puertas del templo para recibir a esos refugiados. Cuenta que llegó a acoger cerca de 300 personas al mismo tiempo dentro de la mezquita. Allí, ofrecía aparte de un techo, comida, ropas y ayuda con la documentación y con el portugués. Con un volumen cada vez mayor de refugiados, se volvió necesario formalizar esa ayuda prestada por la mezquita, a fin de facilitar la intermediación entre los sirios y el gobierno brasileño. De ahí surgió la ONG Oasis Solidario, que actúa en la acogida y la integración de refugiados en São Paulo.

“Recuerdo que escogí el nombre porque oasis es una palabra que significa ‘el lugar donde el pasajero, el migrante, hace una pausa para descansar un poco y después, desde ahí sigue adelante, continúa”’, cuenta el sheik. La organización creada por la demanda de los refugiados sirios se amplió para los inmigrantes procedentes de distintas partes del mundo, y hoy atiende también a personas originarias de India, Bangladesh, Pakistán y de muchos lugares del continente africano, por ejemplo.

Después de todo, limitar el ámbito de actuación de la ONG sería contradictorio con la filosofía defendida por el sheik, a quién le cuesta ver un mundo dividido por fronteras geográficas. Para él, “la paz tiene que estar en todos los lugares del mundo. No puede estar en un lugar y que aceptemos la guerra en otro”. “No aceptamos fronteras, los derechos humanos no tienen fronteras”, completa.

A quien convive de cerca con el dolor de quien fue forzado a partir y siente en la piel diariamente lo que es ser un extranjero le gusta recordar que “cualquier persona puede volverse un refugiado en cualquier momento”. También hace un llamamiento por una acogida apropiada: “Si decides recibir, tienes que tratar bien”.

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Mohamad Al Bukai escogió llamar a Brasil su casa hace más de diez años, pero a pesar de considerar al país receptivo señala algunas salvedades. “Brasil es un país muy receptivo, muy generoso. Nunca tuve problemas con el pueblo brasileño, la naturaleza de este pueblo es ayudar. Pero cuando esta historia comenzó a politizarse, comenzaron a divulgar que el refugiado es un terrorista, principalmente los musulmanes, que querían islamizar Brasil, entonces mancharon la imagen del refugiado”, dice.

El tema que es tan importante para una religión cuyo calendario comienza con la migración del profeta Mohammed, no es, sin embargo, el único al que se dedica Mohamad Al Bukai. El sheik también trabaja para desmitificar prejuicios sobre los practicantes del Islam, que han estado sufriendo con la propagación del miedo con respecto a la religión desde el 11 de septiembre.

En el mundo occidental, es todavía común la asociación entre el Islam y el terrorismo. Pero, como acostumbra a decir en sus conferencias y entrevistas, los valores del Islam coinciden con la democracia, con la paz y con los derechos humanos, pues defienden la justicia y la igualdad. En este escenario, los encuentros y el diálogo necesitan ser valorados en pro de un combate más efectivo a las intolerancias, cree el sheik.

Y fue justamente por medio de la conversación que escogió combatir la imagen de que los musulmanes están vinculados a la violencia y a la represión religiosa. Aparte de auxiliar la producción de telenovelas sobre el tema, como Salve Jorge y Órfãos da Terra (ambas de TV Globo), Mohamad Al Bukai ha estado organizando, junto con otros líderes, encuentros interreligiosos para promover la tolerancia, aunque, como él mismo dice, las religiones convivan bien en Brasil de forma general.

En medios de avances y retrocesos, el sheik cree que el mundo actual está viviendo una crisis de valores. “Hoy el mundo es mares de pobres e islas de ricos. Tiene que haber un cambio cultural, tenemos que ayudar a las personas”, apela.

Sheik Mohamad Al Bukai - Siria / Brasil