Dossier SUR sobre Recursos Naturales y derechos humanos

Los verdaderos héroes y heroínas del movimiento ambientalista

Alex Soros

Los premios de derechos humanos atraen la atención mundial sobre luchas locales

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RESUMEN

En este artículo de opinión Alex Soros habla de la importancia de los premios de derechos humanos al poner el foco en la lucha de activistas indígenas cuyo trabajo pasa muchas veces desapercibido. Señala que aparte del simple reconocimiento, que ya es por sí mismo un elemento importante, los premios atraen a menudo atención internacional, que activistas pueden después aprovechar para ejercer más presión sobre el gobierno y el sector privado. Como ejemplo, el autor examina el trabajo del activista de Papúa Nueva Guinea Paul Pavol Palosualrea y muestra cómo recibir el Premio Alexander Soros Foundation cambió rápidamente la trayectoria de su lucha. Soros concluye que tener los recursos para proporcionar asistencia a defensores ambientalistas está acompañado de un deber de actuar; no hacerlo es similar a ser cómplice de las injusticias a las que estas personas y sus comunidades se enfrentan.

Palabras Clave

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Cuando escuchas el término “ambientalista” ¿En quién piensas? Famosos de Hollywood. Filántropos (como yo). Organizaciones no gubernamentales (ONG) internacionales. Es decir, un pequeño colectivo de partes interesadas que quieren salvar el planeta para las generaciones futuras. Asisten a conferencias, recaudaciones de fondo y conferencias de prensa. Aunque pueden tener una gran dedicación y visitar en algún momento a las comunidades que intentan ayudar, viven lejos de la línea de frente de la lucha por la protección del medioambiente.

Estos grupos e individuos no son los héroes del movimiento ambientalista. Los verdaderos héroes del medioambiente son los pueblos indígenas que han vivido pacíficamente de sus tierras durante cientos, incluso miles de años, y que están amenazados por criminales organizados, corporaciones multinacionales, y otras entidades que buscan obtener lucro de sus tierras. Las empresas quieren extraer recursos valiosos de la tierra, los cárteles quieren usar la tierra para plantar, transportar y cosechar drogas, y madereros sin escrúpulos quieren talar los árboles y venderlos por dinero, todo a expensas de la subsistencia de los pueblos indígenas viviendo en armonía con la madre tierra.

Paul Pavol Palosualrea es una de esas personas. Paul nació y se crió en un pueblo de Mu en el distrito de Pomio en la isla de Nueva Bretaña Oriental en Papúa Nueva Guinea. Un día hace poco más de seis años, una filial de la gigante maderera malaya Rimbunan Hijau apareció en las tierras de Paul y comenzó a talar una selva virgen que, según la constitución de Papúa Nueva Guinea, pertenece legítimamente a Paul y su clan. Muchas otras comunidades indígenas de la zona se vieron en la misma situación. Después de combatir a la empresa en los tribunales, manifestarse contra las operaciones de tala, y buscar el apoyo de los magistrados locales, todo con la ayuda de organizaciones de la sociedad civil, Paul se dio cuenta de que nada estaba funcionando. Áreas inmensas de selva tropical estaban siendo sustituidas por plantaciones de aceite de palma. Provistos de contratos gubernamentales llamados Contratos de Arrendamiento de Agricultura Especial (SABL, por su sigla en inglés), estrategias jurídicas manipuladoras, balances contables enormes, y el apoyo de policías en nómina, los taladores siguieron talando. No había nada que Paul pudiese hacer.

Cuando conocí la historia de Paul, decidí darle el Premio 2016 Alexander Soros Foundation de activismo por el medioambiente y los derechos humanos. Comencé a dar este premio cuando me enteré en 2012 de la difícil situación de defensores ambientalistas. Desde entonces, he dado este premio a activistas de Liberia, Camboya, Perú y la República Democrática del Congo, además de Papúa Nueva Guinea. Mi fundación continúa apoyando a defensores ambientalistas en todos estos países.

Paul voló desde Papúa Nueva Guinea hasta Nueva York para aceptar el premio en una ceremonia en su honor. De Nueva York viajó a Washington DC para reunirse con miembros de ambas cámaras del congreso, el Departamento de Estado, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) y el Departamento de Justicia. Paul contó su historia en cada una de estas reuniones y varios funcionarios del gobierno de EE.UU. escucharon y buscaron maneras de ayudar.

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Después de difundirse el mensaje sobre el premio de Paul a finales del año pasado (la cobertura mediática en relación al premio fue ampliamente difundida en Papúa Nueva Guinea y Australia), las comunidades de la isla de Nueva Bretaña Oriental se sintieron con fuerzas para defender sus derechos y evitar la intrusión de operaciones de tala en sus tierras tradicionales. Bloqueos de talas se llevaron a cabo en varias aldeas, impidiendo con éxito intentos de tala. La exposición en los medios sociales de operaciones ilegales de tala y de intimidación policial impulsó a un magistrado local a hablar de estos temas en el parlamento. Esta atención ayudó a que inmediatamente el primer ministro de Papúa Nueva guinea Peter O’Neill declarase públicamente ilegales todas las SABL. Las comunidades están interponiendo impugnaciones legales tan pronto les va llegando ayuda externa adicional. En resumen, aunque la lucha está lejos de terminar para esta comunidad, la marea puede estar cambiando. Paul y sus colegas defensores están ganando finalmente algunas batallas contra uno de los conglomerados madereros más grandes del mundo.

Paul es uno de esos pocos defensores del medioambiente que han conseguido ganar alguna batalla en la protección de sus tierras. La mayoría de campañas ambientalistas no tienen ningún efecto. Más de tres defensores del medioambiente fueron asesinados por semana en 2015, convirtiéndolo en el año más sangriento en la historia para quienes defienden el medioambiente. En Honduras han muerto más de 120 personas defendiendo el medioambiente desde 2010, según estudios de Global Witness, convirtiéndolo en el país más mortífero para defensores y defensoras del medioambiente del mundo. Una de estas personas fue Berta Cáceres, una activista medioambiental premiada con el Premio Goldman que fue asesinada por protestar contra la construcción de una represa que ponía en peligro la subsistencia de la comunidad indígena. Su asesinato fue abordado en el hemiciclo de la Cámara de Representantes de EE.UU., y en una declaración del entonces Secretario de Estado, John Kerry.

Si queremos que el movimiento ambientalista siga ganando impulso, vamos a tener que elevar su voz. Celebridades, políticos, filántropos y otros grandes protagonistas no son los héroes y las heroínas del movimiento ambientalista. Los héroes y las heroínas del movimiento son aquellas personas luchando en la línea de frente por proteger sus hogares de las industrias y organizaciones motivadas por la avaricia. Si aquellas personas con la suerte de tener recursos no ayudan a reconocer a verdaderos defensores e defensoras del medioambiente y su valentía, coraje y sacrificio, no solo permitiremos voluntariamente que mueran en la oscuridad, sino que fracasaremos en dirigir la atención del mundo al movimiento ambientalista. Cuando Donald Trump continúa desmantelando tratados internacionales y protecciones ambientalistas, y otros líderes del mundo siguen su ejemplo, el reconocimiento urgente de defensores y defensoras ambientalistas es más importante que nunca.

Alex Soros - EE.UU.

Un promotor de los valores de la sociedad abierta, Alex Soros se graduó en la Universidad de Nueva York con una licenciatura en historia y actualmente está haciendo un doctorado en historia europea moderna en la Universidad de California, Berkeley. Forma parte de varios consejos en los Estados Unidos (EE.UU.) y en el ámbito internacional, como Bend the Arc, Global Witness, the Gordon Parks Foundation y Open Society Foundations. Es el fundador de la Alexander Soros Foundation, una organización por la defensa de los derechos humanos, la justicia social y la educación, concediendo subvenciones a organizaciones punteras en los EE.UU. y otros países.

Recibido en marzo de 2017.

Original en inglés. Traducido por Sebastián Porrúa Schiess.