Poniendo en práctica teorías de cambio
Crear cambios duraderos y significativos de aspectos culturales, comportamentales, individuales y sociales implica tomar decisiones. Sin una comprensión adecuada de lo que genera, inhibe o altera el cambio, sin embargo, seguimos mal equipados para apoyar a individuos, organizaciones o sociedades en sus procesos de desarrollo. El método de Minnesota para el cambio de los derechos humanos propone una serie de pasos y herramientas para ayudar a los profesionales de derechos humanos a desarrollar enfoque y estrategia. Basado en conocimiento académico y práctico, este método le ayudará a comprender mejor los problemas y actores en su comunidad de interés; a desarrollar planes estratégicos y a continuar adaptando esos planes a medida que cambian las circunstancias.
Para crear cambios culturales, conductuales, individuales y sociales duraderos y eficaces hay que elegir y tomar decisiones. Sin una comprensión adecuada sobre lo que genera, inhibe o interrumpe un cambio seguiremos mal equipados para apoyar a los individuos, organizaciones y sociedades en sus procesos de desarrollo. En la actualidad, disponemos de muy pocas herramientas que puedan ayudar a defensoras y defensores de derechos humanos a adquirir el tipo de información pluridimensional requerido para elaborar una estrategia de cambio que tenga altas probabilidades de éxito. El Método Minnesota para Cambios en materia de Derechos Humanos (MMCDH) comienza a llenar este vacío.
El estudio académico de los derechos humanos ha tomado impulso en las últimas décadas. Aunque si bien existe literatura reciente sobre las teorías de cambios en materia de derechos humanos, existen pocas obras académicas sobre la función y la labor del trabajo de campo en materia de derechos humanos.11. Por ejemplo, el equipo de investigación solo encontró dos reconocimiento al papel desempeñado por los asesores en materia de derechos humanos, un tipo de presencia en los países del ACNUDH, aunque sin un análisis en profundidad: Daniel Moeckli y Manfred Nowak, “The Deployment of Human Rights Field Operations: Policy, Politics and Practice,” in The Human Rights Field Operation: Law, Theory and Practice, ed. Michael O’Flaherty (Farnham: Ashgate, 2007): 87–104; y, Michael O’Flaherty y George Ulrich, “The Professionalization of Human Rights Field Work,” Journal of Human Rights Practice 2, no. 1 (2010): 1-27.
Aunque las y los defensores de derechos humanos tengan la preparación adecuada y comprendan la difícil realidad de facilitar cambios en materia de derechos humanos, hay pocos métodos o guías que les puedan ayudar a determinar dónde enfocar sus esfuerzos para maximizar su contribución en pro de cambios positivos en materia de derechos humanos. Los derechos humanos están sin lugar a dudas interrelacionados y son interdependientes, pero intentar facilitar cambios en todas las áreas a la vez puede ser ineficaz. Facilitar cambios positivos requiere el uso estratégico de recursos limitados. Las personas que defienden derechos humanos tienen que saber en qué cambio van a invertir, cómo está la situación en lo que respecta a lo fácil o difícil que será facilitar el cambio, un análisis claro de los posibles obstáculos y aliados, un plan sobre cómo facilitar el cambio que se necesita y evaluar ese plan para revisarlo si ese cambio no se logra o la contribución a la transformación buscada no fue la esperada. El MMCDH ayuda al defensor y defensora de derechos humanos sobre el terreno a maximizar su contribución a los cambios en materia de derechos humanos ayudándoles a responder a las preguntas mencionadas y desarrollar un enfoque y una estrategia.
Facilitar cambios en materia de derechos humanos es un proceso extremamente desafiante y arduo que tiene muchas partes en movimiento. A menudo, cuando a quienes defienden derechos humanos se les ocurre una idea o estrategia para provocar un cambio, un giro en los acontecimientos les obliga a tener que seguir aprendiendo y redefinir su estrategia. El cambio en materia de derechos humanos puede ser descrito por tanto como un proceso de gradualismo estratégico. Al evaluar situaciones concretas, se encuentran con una serie de obstáculos para avanzar en la mayoría – o incluso en todas – las áreas en las que trabajan. Las limitaciones financieras, el poco tiempo en funciones políticas y el deseo de mostrar cambios en ese periodo de tiempo, así como la potencial ambivalencia de la población con respecto a ciertos temas, convierten la realización de las aspiraciones de los derechos humanos en un gran desafío.
El objetivo del MMCDH es propiciar que defensoras y defensores de derechos humanos utilicen su tiempo del modo más eficaz y efectivo posible, ayudándoles a alinear las prioridades de sus aliados potenciales con las prioridades estratégicas identificadas por el defensor o la defensora de derechos humanos. El MMCDH puede ser utilizado por cualquier organización que busque facilitar cambios en materia de derechos humanos.
Las sociedades son complejas y crear cambios en una sociedad es más complejo todavía. Comprender y utilizar herramientas que generen cambios es esencial. En este artículo discutiremos brevemente el análisis de poder y las redes de defensa. Estas herramientas para el cambio pueden ser comprendidas más a fondo leyendo a los autores y autoras citadas.
Comprender quién detenta el poder en una comunidad, ayudará a defensoras/es de derechos humanos a saber cómo y a dónde dirigir sus esfuerzos; a realizar un análisis de poder para mapear, observar y escuchar al sistema institucional existente a fin de identificar los ámbitos donde el cambio ya está ocurriendo. Una vez que estos ámbitos son identificados, podemos invertir nuestros esfuerzos en un cambio alentador y provechoso. Dado que el cambio que buscamos es complejo y deberá pasar por una evolución no linear, requiere de una estrategia multifacética. Una estrategia que deberá ser evaluada y modificada con regularidad.
Debemos tomar en consideración factores como las normas sociales, la evolución del Estado, la legislación, los partidos políticos y medios de comunicación, entre otros. Utilizando los pasos descritos en el MMCDH podemos alcanzar una comprensión clara del papel que desempeña cada uno de los sistemas en constante evolución, con respecto al cambio que buscamos. Esta es una tarea difícil, pero obtener tal comprensión nos ayudará a definir nuestra estrategia.22. Duncan Green, How Change Happens (Oxford: Oxford University Press, 2016): 29-30.
Las preguntas que nos hacemos (y que debemos seguir haciéndonos):33. Ibid., 8.
Al comenzar a identificar y comprender los roles de poder en las comunidades en las que trabajamos quizá descubramos redes ya existentes de defensa o la falta de tales grupos. Las redes de defensa son una herramienta importante para el trabajo en derechos humanos, y pueden ser de ayuda en el lanzamiento de campañas sistemáticas y coordinadas de activismo que involucren a numerosas organizaciones, cubriendo un amplio espectro de la sociedad. Keck y Sikkink señalan que una función crucial de estas redes es el desarrollo de un mecanismo mediante el cual actores más pequeños y marginados pueden estratégicamente aunar recursos “para ayudar a generar nuevos temas y categorías para persuadir, presionar,” y quizá más importante aún, “ganar influencia sobre organizaciones y gobiernos mucho más poderosos.”44. Margaret Keck y Kathryn Sikkink, Activists Beyond Borders: Advocacy Networks in International Politics (Ithaca: Cornell University Press, 1998): 1.
Crear redes de defensa debería ser una parte integral de la misión de defensoras y defensores de derechos humanos dado que pueden neutralizar/eliminar gran parte de las limitaciones de tiempo y financieras que sofocan al defensor/a de derechos humanos. Estas redes intersectoriales tienen la ventaja de aportar múltiples perspectivas, ofreciendo un punto de vista más amplio, lo cual debería incitar a los defensores de derechos humanos a desarrollar tales redes, o explorar las existentes. Estas redes interconectadas ayudarán a superar posibles brechas entre la estrategia de las/los defensores de derechos humanos y la situación real sobre el terreno, y les permitirá acceder a líderes políticos y de negocios con vistas a obtener su apoyo para el cambio pretendido.
En resumen, las colaboraciones en redes de defensa pueden desempeñar un papel importante al abordar temas de derechos humanos y acelerar un posible cambio. Además, permitirán a las defensoras y los defensores de derechos humanos reunir diferentes aspectos del sistema a fin de comprender lo que es viable.
Defensoras y defensores de derechos humanos trabajan en países que se enfrentan a numerosas violaciones en curso. En lugar de intentar abordar proactivamente todas al mismo tiempo, estas personas deberían enfocarse en algunas violaciones o temas escogidos estratégicamente, en los que crean que puede lograrse un impacto significativo y duradero. El MMCDH recomienda primero desglosar las distintas violaciones de derechos humanos cometidas en un país, para priorizar después cuáles deberían recibir el mayor esfuerzo por parte de cada defensor/a de derechos humanos concreto. Este proceso de priorizar está diseñado para obtener apoyo, claridad y participación de las diversas partes interesadas, para coordinar aún más los esfuerzos y establecer expectativas y prioridades compartidas.
Priorizar unas pocas áreas seleccionadas no quiere decir necesariamente enfocarse en violaciones cuya solución sea la más obvia. La elección que un/a defensor/a de derechos humanos haga de las violaciones en las que va concentrase debe tener en cuenta también las áreas consideradas más cruciales por las comunidades locales. Ignorar violaciones de derechos humanos generalizadas dañaría su credibilidad, reduciendo en consecuencia las posibilidades de lograr un impacto positivo. El MMCDH está diseñado para ofrecer vías estratégicas con el fin de facilitar cambios en materia de derechos humanos.
Aunque algunas personas defensoras de derechos humanos consideren que el MMCDH refleja lo que ya están haciendo, otras pueden ser reticentes a adoptarlo considerando que supondría demasiado trabajo adicional. Comparado a las evaluaciones llevadas a cabo por organizaciones internacionales como el Banco Mundial, PNUD y por asesores políticos y de desarrollo de las Naciones Unidas, el método propuesto requiere poco tiempo y recursos para ser implementado, ayuda a crear las redes y agrupaciones necesarias para facilitar cambios y por tanto aumenta la eficacia del defensor de derechos humanos. Esperamos que el MMCDH llegue a ser una parte integral de los procesos de planeamiento e información de los defensores de derechos humanos.
El MMCDH es un proceso cíclico de 6 pasos. Cada paso es descrito a continuación en detalle.
La defensora o el defensor de derechos humanos debería identificar un grupo de cinco a diez especialistas de una serie variada de interlocutores locales con el objetivo de establecer un consejo asesor informal. Especialistas en derechos humanos se encuentran en ministerios, instituciones nacionales de derechos humanos (INDH), organizaciones no gubernamentales (ONG), instituciones religiosas, el sistema jurídico, los medios de comunicación, instituciones académicas y otras organizaciones de la sociedad civil. En determinados contextos, se podrían incluir a especialistas internacionales, como los de la ONU, IFI, Estados miembro u ONG internacionales y organizaciones humanitarias o académicas. Estos especialistas disponen del conocimiento, información y contactos de los que de otro modo carecería el/la defensor/a de derechos humanos. Es por tanto del interés de defensoras y defensores de derechos humanos formar parte de una gran red de gobierno, ONG, instituciones religiosas, instituciones académicas, grupos de estudio, y otras partes interesadas relevantes. Los expertos locales son una parte integral del proceso para establecer prioridades y evaluar la velocidad del cambio. Pueden poner a quienes defienden derechos humanos en contacto con otros actores comprometidos o posibles colaboradores futuros y ayudarles a completar los pasos restantes del MMCDH.
Idealmente, personas que defienden derechos humanos deberían poder solicitar asesoramiento y aportaciones a especialistas locales varias veces al año, o al menos tener garantizado su compromiso de completar las evaluaciones anuales, para proporcionar así, al defensor y la defensora de derechos humanos, comentarios y sugerencias sobre el impacto de sus acciones.
Solicite a cada especialista que desarrolle una lista de las 5 – 10 violaciones de derechos humanos más presentes en su comunidad. Solicítele a los/as especialistas que sean específicos/as. Por ejemplo, no solo “acceso a una educación de calidad”, sino, “acceso a una educación de calidad para la población rural y/o indígena.”
El defensor o la defensora de derechos humanos compilará después una lista con las violaciones de derechos humanos más apremiantes basada en la frecuencia con la que la violación de derechos aparece en la lista de los/as especialistas. Por ejemplo; si hay 10 especialistas y los 10 han identificado una violación, entonces esta violación será la primera de la lista. La lista no debería contener más de 5-10 violaciones de derechos humanos identificadas por el grupo en su conjunto.
Para llevar a cabo la Evaluación de riesgo para la credibilidad, el defensor o la defensora de derechos humanos, en colaboración con un previamente establecido consejo asesor, debería asignar una puntuación a cada tema de derechos humanos identificado en el Paso 1 según el nivel de riesgo para la credibilidad de la organización en caso de que no aborde activamente ese tema. El defensor o defensora de derechos humanos debería trabajar por separado con cada especialista para completar una matriz para cada uno de los derechos identificados.
La Figura 2 proporciona una evaluación hipotética, donde siete temas de derechos humanos, tomados de una situación hipotética, son puntuados en una escala del 1 al 10; siendo 1 el menor riesgo para la credibilidad de la organización.
Observa que en la Figura 2 el derecho de diligencia debida tiene una puntuación media de 9, lo que significa que habrá una amplia brecha de credibilidad si la organización no aborda este tema.
Como defensoras y defensores de derechos humanos promueven valores comunes incorporados en los tratados de derechos humanos, el riesgo a la credibilidad de la organización por no abordar un tema que los expertos locales consideren importante es real. Defensoras/es de derechos humanos deben ser conscientes de que aunque sea tentador escoger temas en los que sea fácil obtener resultados, las principales fortalezas del derecho de derechos humanos radican en sus principios y no mantenerlos perjudicará su credibilidad.
Para llevar a cabo la Evaluación sobre el estado del cambio, el defensor/ la defensora de derechos humanos de nuevo debería trabajar con el consejo asesor para valorar cada tema de derechos humanos y determinar la posición del derecho en la progresión del cambio, ver Figura 3. De nuevo trabajar con cada uno de los/as especialistas individualmente para completar la matriz para cada uno de los derechos identificados en el Paso 1.
La Figura 3 ofrece una guía sobre cómo determinar la posición de cada tema de derechos humanos dentro de la progresión del cambio.
Tan pronto cada especialista haya completado individualmente una evaluación sobre el estado del cambio, el defensor o la defensora de derechos humanos debería crear una tabla adicional similar a la que hemos visto en la Figura 4.
Observa que en la Figura 4 la educación recibió una puntuación media en su estado del cambio de 7.4, indicando que este derecho particular está mucho más cerca o tiene una probabilidad mucho más alta de ser realizado que el derecho a ser libre de tortura, por ejemplo, que recibió una puntuación media de 2.6. Estas puntuaciones sugieren que un cambio positivo hacia la erradicación de la tortura es poco probable o difícil de facilitar. Según esta hipótesis, el derecho a la educación o los derechos de los refugiados pueden ser considerados fáciles de alcanzar, dada la existencia de un impulso significativo hacia el cambio positivo en estas áreas.
La realidad de los cambios en los derechos humanos es extremamente compleja. Al completar la Evaluación sobre la credibilidad y la Evaluación sobre el estado del cambio, es probable que la persona que defiende derechos humanos se encuentre con que un particular derecho representa un gran riesgo para la credibilidad de la organización si no es abordado, pero que conseguir el cambio necesario para que el derecho sea respetado sea muy difícil. Sostenemos que se debería considerar trabajar en estos cambios difíciles de lograr si representan un alto riesgo a la credibilidad para la organización, ya que evitar temas difíciles puede hacer difícil abrirse paso en otros temas.
Para llevar a cabo una Evaluación del cambio de los sistemas, defensoras y defensores de derechos humanos deberían continuar trabajando con los expertos locales para determinar si distintos sectores de la sociedad apoyarían el cambio deseado. Esta evaluación difiere de las dos anteriores en que se requerirá a los/as especialistas analizar el papel que desempeñan actores relevantes en relación al derecho específico. Los actores que pueden ejercer influencia sobre el proceso de cambio podrían incluir al Estado, el sistema jurídico, los medios de comunicación, la comunidad internacional, la sociedad y la cultura, organizaciones de la sociedad civil, partidos políticos, corporaciones transnacionales, activistas y líderes. Los actores variarán dependiendo del contexto específico de la comunidad en la que las y los defensores de derechos estén trabajando.
La Figura 5 muestra una Evaluación del cambio de los sistemas basada en un estudio hipotético evaluando los derechos de las mujeres en una localización específica.
Observa que las organizaciones de la sociedad civil (OSC) recibieron una puntuación media de 7.9, indicando que este sector está entre moderada y excepcionalmente abierto al cambio positivo en relación a los derechos de las mujeres. Esta alta puntuación también podría querer decir que las OSC pueden actuar como facilitadoras, ayudando al cambio en las actitudes hacia los derechos de las mujeres en todo el sistema.Nota: Consulta la Figura 6 (a continuación) para orientación sobre cómo determinar dónde está situada cada entidad en una escala de 1-10 con respecto a su apertura.
Utilizando las puntuaciones finales de las evaluaciones anteriores, y considerando las prioridades, las herramientas y recursos disponibles de la organización, es posible identificar un número limitado de derechos como prioridad.
Las violaciones de derechos humanos son extremadamente complejas, y casi siempre amplias en su alcance, requiriendo que defensoras y defensores de derechos humanos sean específicos al definir los temas dentro del derecho con los que trabajarán. El derecho a la educación, por ejemplo, es un tema amplio que implica a muchas partes interesadas y podría ser reducido a un único aspecto, por ejemplo la accesibilidad para estudiantes con discapacidades.66. “Strategy Toolkit,” New Tactics in Human Rights, The Center for Victims of Torture, 2014, visitado el 12 de mayo de 2020, https://www.newtactics.org/toolkit/strategy-toolkit.
El eslabón “faltante” para el cambio puede ser legislación y políticas, falta de voluntad política, instituciones débiles o no existentes, o normas sociales arraigadas que se resisten al cambio (aunque potencialmente podrían evolucionar y aceptar el cambio). Quienes defienden derechos humanos deben discernir estos componentes faltantes para poder elaborar una estrategia. Los elementos faltantes pueden emerger en cualquier momento, por ejemplo durante las conversaciones con especialistas. A menudo irá surgiendo nueva información sobre el desafío con el paso del tiempo, exigiendo más investigación sobre cómo promover el cambio, además de más consultas con especialistas, investigación bibliográfica y colaboración con las organizaciones trabajando en el mismo tema. El MMCDH está diseñado para ayudar a defensoras y defensores de derechos humanos a ser tan concretos como puedan sobre qué aspecto de los derechos seleccionados será abordado estratégicamente en la comunidad en la que trabajan. Al desarrollar una estrategia, deberían preguntarse lo siguiente:
Una vez se han identificado las metas, defensoras y defensores de derechos humanos, en colaboración con partes interesadas relevantes, deberían escoger objetivos y tácticas apropiadas para crear una estrategia multifacética con el fin de obtener los resultados deseados.
Los objetivos son grupos o individuos que pueden contribuir al cambio, con muchos de los cuales las defensoras y los defensores de derechos humanos ya habrán contactado antes (ver Paso 1 especialistas locales). Estas partes interesadas, cuyas conexiones y conocimientos pueden ser aprovechadas durante el proceso de cambio, son aliados potenciales para construir un plan de acción eficaz y desempeñar un papel central ayudando a las y los defensores de derechos humanos a determinar quién está trabajando para, y quién contra, los temas prioritarios identificados. Cuando pensamos en objetivos, quienes defienden derechos humanos deberían reflexionar sobre las siguientes cuestiones:
A la hora de establecer los objetivos, es importante identificar individuos específicos dentro de organizaciones específicas. Al considerar a quien tener como objetivo, las defensoras y los defensores deberían plantearse las siguientes preguntas:77. “Map the Terrain,” New Tactics in Human Rights, The Center for Victims of Torture, s.f., visitado el 12 de mayo de 2020, https://www.newtactics.org/sites/default/files/resources/Map%20the%20Terrain%20-%20Method%20Overview.pdf.
Utilizar herramientas como el Espectro de Aliados y Oponentes (Spectrum of Allies & Opponents), desarrollado por el programa Nuevas Tácticas (New Tactics) en el Centro para las Víctimas de la Tortura, puede resultar útil para identificar objetivos potenciales88. “Map the Terrain: Identifying Allies & Opponents Using the Spectrum of Allies Tool,” New Tactics in Human Rights, The Center for Victims of Torture, s.f., visitado el 12 de mayo de 2020, https://www.newtactics.org/sites/default/files/resources/Map%20the%20Terrain_Exercise_Identifying%20Allies%20%26%20Opponents.pdf. (ver Figura 7). La finalidad de esta herramienta99. Ibid. es ayudar a visualizar quién exactamente está trabajando para promover sus metas; quién está trabajando activamente contra el cambio deseado, y quién está posicionado entre esos dos extremos. En última instancia, el objetivo es que las partes interesadas vayan desplazándose por el espectro hasta convertirse en aliados. Por ejemplo, si un determinado político está en el segmento de “aliados pasivos”, la idea es que después de los esfuerzos de promoción, él/ella hayan pasado al segmento de “aliados activos”: después de expresar simplemente apoyo por la causa, él/ella den los pasos concretos necesarios para avanzar hacia el progreso deseado. Hacer que los “oponentes pasivos” se desplacen hacia el segmento de “actores neutrales”, donde sus acciones ya no pueden perjudicar a la causa, también es una táctica eficaz.
Las tácticas1010. “Map the Terrain,” New Tactics in Human Rights, The Center for Victims of Torture, s.f. son acciones estratégicas emprendidas para alcanzar las metas establecidas. Las campañas de promoción más exitosas utilizan múltiples tácticas incluyendo concienciación, movilizar aliados, buscar justicia, reducir miedo, ofreciendo incentivos, cambiando mentalidades, facilitando colaboraciones, fortaleciendo capacidades, etc. Como las personas y las situaciones cambian, las tácticas deberían mantenerse flexibles.
Aunque el objetivo final es conseguir progresos en la protección de los derechos humanos, es fundamental determinar los pasos inmediatos, a medio y a largo plazo que ayudarán a allanar el camino al cambio.
Las tres evaluaciones son herramientas útiles no solo porque pueden ayudar a las defensoras y los defensores de derechos humanos a escoger en qué temas enfocarse, sino también porque proporcionan una “situación inicial” permitiéndoles volver a reunirse con el mismo grupo de especialistas locales cada año a fin de calcular cuánto se ha progresado, si es que se ha progresado. Las observaciones que reciben también pueden ayudarles a evaluar su estrategia anual y revisarla si es preciso.
Al mismo tiempo en que el defensor o la defensora de derechos humanos recorre este proceso es importante mantener la comunicación con las partes interesadas y la orientación hacia la participación comunitaria. Si las partes interesadas y los miembros de la comunidad no se sienten partícipes en este proceso es improbable que se produzca un cambio. Además, es necesario trabajar para mantener las líneas de comunicación abiertas con otras organizaciones que estén trabajando en temas similares. No se debe olvidar que una de las metas principales del MMCDH es permitir que las partes interesadas alineen estratégicamente las prioridades y creen expectativas compartidas.
El MMCDH es un proceso cíclico diseñado para responder a modificaciones y obstáculos encontrados por el camino. Las estrategias deberán ser revisadas con regularidad en base a nuevos desarrollos y a la comprensión progresiva de la situación dada. El proceso puede ser reiniciado en cualquier momento y replicado para cualquier tema.
Respaldados por la influencia del derecho de los derechos humanos y siempre que dispongan de una red fuerte de conexiones, amplios conocimientos de derechos humanos, y escojan las tácticas adecuadas para lograr su misión, las defensoras y los defensores de derechos humanos encontrarán que la tarea de lograr cambios en materia de derechos humanos es, por muy desafiadora que sea, más viable.