Dossier Sur sobre Raza y Derechos Humanos

La raza importa11. Este artículo fue coescrito por un equipo de miembros de la Iniciativa de Derechos Humanos de la Open Society Foundations que trabaja en proyectos que tienen como foco principal la justicia racial. La Iniciativa de Derechos Humanos patrocina abogados que promuevan la justicia, la igualdad, y la participación de todos y todas. Apoyamos algunas de las más grandes organizaciones internacionales de derechos humanos, organizaciones de abogacía nacional, y grupos pequeños y emergentes que trabajan directamente con aquellas/os a quienes les han sido violados sus derechos.

Mariana Berbec-Rostas, Soheila Comninos, Mary Miller Flowers, Sue Gunawardena-Vaughn, Michael Heflin y Nina Madsen

Reflexiones sobre la utilización de una lente de equidad racial en la financiación de las luchas de derechos humanos

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RESUMEN

Hay numerosos debates sobre el creciente autoritarismo y su impacto en la democracia y los derechos humanos. Como financiador de derechos humanos, cuyo objetivo principal es fortalecer la resiliencia del movimiento de derechos humanos, creemos que es crucial utilizar una lente de justicia racial en nuestro trabajo, ahora más que nunca. Hay quien sostiene que poner el foco en el racismo y la discriminación estructural ha quitado atención en la desigualdad económica socavando parte de la relevancia del movimiento contemporáneo de derechos humanos. Afirmamos, sin embargo, que la desigualdad económica con frecuencia es reflejo de la profunda desigualdad en las estructuras de poder subyacentes que gobiernan las sociedades. Utilizar una lente de justicia racial nos ofrece la oportunidad de deconstruir estructuras que contribuyen a una serie de violaciones de derechos humanos y nos permite alcanzar una mayor comprensión sobre cómo se interseccionan las estructuras opresivas. Este artículo es una reflexión sobre algunas cosas que hemos aprendido hasta la fecha.

Palabras Clave

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“Cuanto mejor comprendamos cómo las identidades y el poder trabajan juntos en los distintos contextos, menos probable será que nuestros movimientos por el cambio se fracturen”
Kimberle Williams Crenshaw

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Equidad racial y poder

La Iniciativa de Derechos Humanos (HRI, por su sigla en inglés), un programa mundial de subvenciones para derechos humanos dentro de la Open Society Foundations (OSF), está comprometida con el desmantelamiento del racismo y la lucha contra la discriminación en todo país y toda cuestión relativa a derechos. Hemos apoyado a la sociedad civil y los movimientos sociales de todo el mundo para promocionar derechos y hacer que los violadores de derechos rindan cuentas siempre que sea posible. Ha sido solo en los últimos años, sin embargo, que estamos desafiando explícitamente el racismo y el prejuicio racial en las instituciones.

El ímpetu para ver nuestro trabajo, y explícitamente tomar decisiones sobre subvenciones, a través de una lente de equidad racial proviene en gran medida de nuestros compañeros sobre el terreno. Ya sean grupos en Europa liderados por romaníes, organizaciones en India lideradas por dalit o movimientos liderados por negros en Brasil o Colombia, muchas organizaciones reconocen de primera mano que desafiar el racismo es clave para cambiar los sistemas. Como afirmó Alison Hannah, abogada trabajando por la reforma penal, “en el fondo, la reforma de la justicia penal es sobre el poder y la política; a quién decide encarcelar el estado a menudo tiene poco que ver con la ley”.

Esta opinión suena cierta más allá del sistema judicial. Con frecuencia, aquellos más vulnerables a las violaciones de derechos son minorías raciales, étnicas y religiosas, lo cual es un reflejo de sistemas que privilegian a ciertas grupos dominantes sobre otros. Al buscar un enfoque interseccional a nuestro trabajo, una lente explícita de equidad racial nos ha ayudado a descubrir patrones de desigualdad y desequilibrios de poder que son consecuencia de un racismo estructural. Nos ha llevado a buscar las causas fundamentales de las disparidades y a mencionar explícitamente la cuestión racial cuando debatimos sobre las soluciones a las violaciones de derechos humanos. Este ensayo busca compartir reflexiones y aportar sugerencias prácticas para los donantes de subvenciones y demás personas intentando aplicar una lente de equidad racial al trabajo de derechos humanos.

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El privilegio social y la lucha anti racista

Como proveedores de subvenciones hemos visto que, con frecuencia, las personas que más necesitan nuestro apoyo no tienen acceso a nosotros o ni siquiera saben que existimos. Una parte importante del privilegio social es tener acceso a contactos y redes y el conocimiento para elaborar propuestas en un lenguaje con el que los financiadores estén familiarizados. En nuestros esfuerzos por utilizar una lente de equidad racial hemos aprendido que, en calidad de donantes, tenemos que ir más allá de nuestros círculos habituales si queremos crear alianzas con las comunidades afectadas que luchan por la justicia racial en primera línea. Un ejemplo de esto es una experiencia notable que un grupo de nosotros tuvo cuando visitamos una organización comunitaria situada en una favela en Salvador, Brasil. Al sentarnos en un círculo improvisado, conocimos la misión de la organización, que estaba luchando por los derechos de personas negras y morenas de tener acceso a vivienda, educación y servicios sanitarios y reducir la rampante violencia policial en su ciudad. Estábamos en un entorno que nos era en gran medida ajeno, donde la pobreza, calor y amenazas a la seguridad eran palpables.

Tras las introducciones, uno de los líderes del grupo dirigió nuestra atención a un grupo de chicos jóvenes sentados en una esquina de la sala abarrotada. Pidió a cada uno de ellos decir su nombre, edad y motivación para ser parte de la organización. Un chico, de unos 15 años, se presentó como Eduardo. Después se levantó y señaló su cabello. Dijo que antes de unirse al grupo había llevado el pelo corto e intentado encajar con sus colegas no negros. Tras aprender más sobre su antecedencia como persona negra creciendo en Salvador y el racismo que mantuvo a su familia y a tantos de sus vecinos en una arraigada pobreza, decidió llevar un peinado afro. Para él, llevar un afro era una señal de que había cambiado en profundidad la lente a través de la cual comprendía su propia experiencia de vida. Con este recién descubierto orgullo sobre su identidad y cultura, comenzó a pensar y actuar distinto, conduciéndole a su actual activismo en el movimiento negro.

En muchos sentidos, son individuos como Eduardo en Brasil y otros que hemos conocido, como Ashok en India, Luisa en Colombia y Ahmale en Sudáfrica, los que nos han empujado a cambiar nuestra lente como donantes de subsidios . Al pensar sobre la raza más intencionadamente, como Eduardo, nos encontramos pensando de modo distinto sobre las estrategias que seguimos, las prácticas que adoptamos y los socios a los que financiamos. Hemos redirigido nuestros presupuestos para apoyar directamente a las comunidades afectadas y cambiado el modo como evaluamos nuestro impacto. También hemos aprendido sobre la importancia de construir movimientos multi generacionales desde abajo y fomentar y apoyar el activismo y liderazgo juveniles. Una lente de equidad racial nos ha ayudado a comprender las dinámicas de poder subyacentes que perpetúan el racismo estructural y nos ha permitido desarrollar estrategias que abordan algunas de las causas fundamentales de las violaciones de derechos humanos.

La discriminación racial y étnica se manifiesta de distintos modos en distintas geografías. La historia del apartheid en Sudáfrica creó un sistema de discriminación codificado brutal, que era difícil de comprender para la gente de fuera. El experimento de Brasil de “blanqueamiento” (branqueamento en portugués), donde se animaba a la inmigración de Europa a diluir o incluso destruir la población negra del país, es sustancialmente distinto de la segregación legalizada que tuvo lugar en los Estados Unidos. Aunque el sistema de castas en la India se describe con frecuencia en términos socioeconómicos, los movimientos dalit comparan a menudo este sistema de opresión con el racismo estructural. El movimiento romaní ve a la discriminación generalizada contra las personas romaníes desde una perspectiva parecida. Aunque la “otredad”, la discriminación y la marginación están presentes en todas las sociedades, los modos específicos en que las personas son oprimidas están enraizados en la historia específica de un país. Los modos en que estos fenómenos se manifiestan son altamente contextuales y están profundamente ligados a la cultura. Así, no hay un modelo general para luchar contra la discriminación racial y étnica aplicable a todas las geografías. Sin embargo, como financiador mundial de derechos humanos, hemos recogido algunos aprendizajes del apoyo de luchas por la justicia racial en diversos lugares y estas son algunas de nuestras observaciones.

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Lecciones de un donante sobre la promoción de la justicia racial

Si nuestro objetivo es acabar con el racismo, debemos hablar explícitamente sobre raza.

Muchos donantes y organizaciones de derechos humanos adoptan un compromiso por la igualdad. Para esta visión es fundamental la creación de sociedades donde la raza no determina el estatus y donde los recursos y oportunidades están distribuidos equitativamente entre los grupos sociales. Puede ser difícil para las organizaciones, sin embargo, hablar explícitamente sobre raza. En algunos lugares las discusiones sobre raza y etnicidad son polémicas y están por tanto desalentadas. El prejuicio racial está a menudo implícito, por un lado, o considerado como demasiado complejo, por el otro, proporcionando pocos caminos claros para la acción. Muchos asumen que los programas y las subvenciones que buscan promover una protección de los derechos humanos de todos darán más oportunidades a todos los miembros de la sociedad, sin percibir las fuertemente arraigadas dinámicas de poder que afectan a las comunidades raciales, étnicas y otras marginadas.

Al mencionar explícitamente el racismo, los donantes mejoran su capacidad de contribuir con los esfuerzos por desmantelarlo. Al hacer esto, tenemos que reconocer que el racismo es multidimensional y se manifiesta a nivel individual, estructural, institucional e histórico. Contrarrestar el racismo estructural requiere un conjunto de diversas herramientas que pueda abordar las estructuras de poder que permiten la persistencia de prácticas discriminatorias, las instituciones que sirven de vehículos para perpetuar el estatus quo y los factores históricos que “normalizan” estas prácticas. Debemos desafiar las normas y creencias racistas, educarnos y apoyar a las organizaciones que no tienen miedo de denunciar el racismo presente en lenguajes y prácticas codificadas.

Debemos redistribuir recursos a las organizaciones y movimientos directamente afectados por el racismo.

Para ser eficaces, los donantes deben apoyar organizaciones lideradas por personas de comunidades afectadas que tienen la experiencia vivida y el conocimiento para desarrollar soluciones a las violaciones sistémicas de derechos. Esto no excluye apoyar a aliados de este trabajo, pero el liderazgo y la dirección deben venir de las comunidades mismas. Al mismo tiempo, la lucha por la equidad racial no debería recaer únicamente sobre las personas de color. Debería ser parte de nuestro trabajo traer aliados a la lucha por la justicia racial y ser honestos sobre los modos en que los prejuicios afectan la distribución de recursos. Los donantes deben adoptar una postura de aprendizaje continuo, adaptabilidad y humildad en su apoyo a estos esfuerzos.

La interseccionalidad es imprescindible para abordar las dinámicas existentes.

Incluso cuando utilizamos una lente de equidad racial, los donantes también deben adoptar un enfoque interseccional sobre la financiación. Otras lentes, como género, orientación sexual, clase o discapacidad convergen a menudo en situaciones de discriminación y marginación endémica. La interseccionalidad ayuda a los donantes a comprender la naturaleza del poder y las dinámicas existentes en movimientos basados en la identidad. Es necesario ser más conscientes de que algunas personas pertenecen a múltiples comunidades marginadas y, por tanto, su discriminación está amplificada en varios niveles. Las personas con una identidad interseccional son generalmente las más marginadas incluso dentro de los movimientos basados en la identidad y sus experiencias específicas de formas múltiples de discriminación a menudo no son tenidas en cuenta y son ignoradas.

Como donantes, debemos reconocer los múltiples motivos de discriminación y desarrollar estrategias para apoyar el trabajo interseccional. Por ejemplo, podríamos financiar el desarrollo de liderazgos de mujeres o de LGBTI en comunidades de color y garantizar que las minorías raciales o étnicas desempeñen roles de liderazgo en los movimientos de mujeres o LGBTI. De acuerdo con nuestra experiencia los líderes que representan estas intersecciones desempeñan un papel crucial en la unión de grupos al desafiar, por ejemplo, el privilegio blanco en el movimiento de mujeres o LGBTI así como el patriarcado, la homofobia y la transfobia en comunidades de minorías raciales y étnicas.

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Necesitamos ser sinceros, transparentes y respetuosos en nuestro compromiso con nuestros socios en relación a las cuestiones de diversidad e inclusión.

Cuando se apoya a grupos de derechos humanos que no están siendo liderados por las comunidades afectadas, los donantes deben estar preparados a involucrarlos en cuestiones relacionadas con la diversidad y la inclusión. Esto no se refiere únicamente a la diversidad en el equipo y el consejo, sino también a un análisis de raza y etnicidad en el trabajo. Debemos hacer esto de una manera que sea respetuosa y abierta, reconociendo al mismo tiempo nuestro propio poder como donantes y cómo esto afecta las dinámicas de nuestras interacciones con nuestros socios. También debemos ser cuidadosos para no imponer sobre los otros nuestras propias nociones preconcebidas del aspecto que debe tener la diversidad y la inclusión.

Necesitamos estar cómodos con el riesgo y repensar el tipo de grupos que financiamos.

En muchos lugares son coaliciones poco rígidas, movimientos sociales fluidos y grupos de base emergentes los que están encabezando los esfuerzos anti racistas más innovadores. Estos actores pueden necesitar tipos de apoyo distintos a los de las organizaciones formalmente estructuradas. Como donantes debemos trabajar con ellos para determinar el mejor modo de respaldarlos y también reconocer cuándo la financiación puede que no sea lo que más necesitan. Hay que seguir la estela de los activistas de primera línea que hacen el trabajo y apoyar iniciativas que construyan alianzas y forjen redes de fuerte solidaridad con otros movimientos sociales.

Apoyar el trabajo de justicia racial requiere tiempo y paciencia.

Cambiar las estructuras sociales requiere un tiempo y una paciencia considerables. La trayectoria no es linear y por cada paso adelante, es de esperar una correspondiente reacción involutiva. Como donantes, necesitamos modificar nuestras expectativas y plazos de tiempo y acoger estos temas con todas sus complejidades y contradicciones. Necesitamos estar dispuestos a adoptar una perspectiva histórica amplia y considerar nuestras inversiones como un compromiso a largo plazo por construir movimientos de justicia racial fuertes, sostenibles y resilientes.

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La raza importa

NActualmente existen numerosos debates sobre el creciente autoritarismo y su impacto en la democracia y los derechos humanos. La retórica nacionalista a menudo ha bordeado el discurso de odio y culpado a las minorías raciales, étnicas y religiosas. Hay quien sostiene que poner el foco en el racismo y la discriminación estructurales ha quitado atención de la desigualdad económica socavando parte de la relevancia del movimiento contemporáneo de derechos humanos. Afirmamos, sin embargo, que la desigualdad económica con frecuencia es reflejo de la profunda desigualdad en las estructuras de poder subyacentes que gobiernan las sociedades. Estas, a su vez, están inextricablemente ligadas a las dinámicas de poder entre grupos dominantes que disfrutan de privilegios sociales y grupos marginados por cuestiones de identidad. Como financiador de derechos humanos, cuyo objetivo principal es fortalecer la resiliencia del movimiento de derechos humanos, creemos que es crucial utilizar una lente de justicia racial en nuestro trabajo, ahora más que nunca. Esta nos ofrece la oportunidad de desmantelar estructuras que contribuyen a una serie de violaciones de derechos humanos e ir más allá de sanar los síntomas visibles. También nos proporciona una comprensión mayor sobre cómo las estructuras opresivas se interseccionan. Tal comprensión nos permitirá llevar a cabo intervenciones más meditadas y con mayor impacto que puedan abordar tanto las dimensiones políticas como económicas de las violaciones de derechos humanos.

Mariana Berbec-Rostas

Mariana Berbec-Rostas es agente del programa de Vienna que trabaja por igualdad promoviendo los derechos de minorías étnicas y religiosas, y apoyando a los movimientos por igualdad en Europa y el mundo.

Recibido en Octubre de 2018.

Original en Inglés. Traducido por Sebastian Porrúa.

Soheila Comninos

Soheila Comninos es agente del programa de Washington DC cuyo trabajo se concentra en asuntos de justicia criminal y el derecho a la libertad.

Recibido en Octubre de 2018.

Original en Inglés. Traducido por Sebastian Porrúa.

Mary Miller Flowers

Mary Millers Flowers es directora asociada de justicia en Washington DC, y administra la cartera de donaciones orientada hacia el apoyo a la sociedad civil en el combate al uso excesivo de detenciones previas al juicio, y el aumento del acceso a la ayuda jurídica a defensores de criminales indigentes.

Recibido en Octubre de 2018.

Original en Inglés. Traducido por Sebastian Porrúa.

Sue Gunawardena-Vaughn

Sue Gunawardena-Vaughn es directora asociada de Campañas en Washington DC. Su trabajo se centra alrededor de temas de igualdad y no-discriminación con un enfoque específico en la promoción de justicia étnica y racial.

Recibido en Octubre de 2018.

Original en Inglés. Traducido por Sebastian Porrúa.

Michael Heflin

Michael Heflin es el director de igualdad en Washington DC que supervisa portafolios sobre personas LGBTIQ, derechos de personas discapacitadas, derechos interseccionales de las mujeres, y justicia étnica y racial.

Recibido en Octubre de 2018.

Original en Inglés. Traducido por Sebastian Porrúa.

Nina Madsen

Nina Madsen es agente del programa en Washintong DC que administra un portafolio que se centra en la interseccionalidad y los derechos de las mujeres. Es activista feminista y de derechos humanos de Brasil.

Recibido en Octubre de 2018.

Original en Inglés. Traducido por Sebastian Porrúa.