La lucha del pueblo Ãwa
Este ensayo es fruto de las experiencias y vivencias del pueblo Ãwa, al cual pertenezco, tras el contacto con los no indígenas en la década de 1970. En condición de contadora de historias de mi pueblo, quiero recalcar que, desde la infancia, experimenté situaciones de dolor, tristeza y tensión en los continuos e intensos enfrentamientos por la lucha y defensa de nuestro territorio y el deseo del buen vivir. La metodología utilizada está basada en fuentes bibliográficas, en el Informe de Identificación de la Tierra Indígena Taego Ãwa y en la memoria y oralidad de mi pueblo. Reconociendo la relevancia de esa historia, el ensayo reúne registros de la trayectoria por los derechos del pueblo Ãwa, incluyendo el impacto de la pandemia y aportando una mirada indígena de los derechos humanos.
Soy Kamutaja Silva Ãwa, hija de Kawkamy Ãwa y nieta del líder y chamán Tutawa Ãwa, y pertenezco a un pueblo cuyo contacto con los no indígenas tuvo lugar en el contexto del periodo del régimen militar, más concretamente, en 1973. Las historias que voy a compartir son consecuencia de intensas luchas y resistencias entremezcladas con mucho dolor, muchas pérdidas y mucha tristeza. Por creer, como Walter Benjamin,11. Walter Benjamin, "O narrador: considerações sobre a obra de Nikolai Leskov", en Magia e técnica, arte e política: ensaios sobre literatura e história da cultura (São Paulo: Brasiliense, 1994): 201. que en el “momento en que la experiencia colectiva se pierde, en que la tradición común ya no ofrece ninguna base segura, otras formas de narrativas se vuelven predominantes”, y en cuanto académica del curso de Pedagogía de la Universidad Federal de Tocantins (UFT), vislumbro otros mecanismos que nos conducen a otras posibilidades de intercambios y de comportamientos por medio de la escritura. Por eso me siento en la obligación de hablar, de reavivar y actualizar la memoria social de mi pueblo.
Con esta perspectiva, en condición de contadora de historias de lucha y resistencia de mi pueblo, estoy convencida de la importancia de darle visibilidad, así como de la relevancia del impacto social y cultural que mis narrativas pueden tener igualmente como estrategias de lucha y resistencia.
Mi pueblo se autodenomina Ãwa, pero los no indígenas le atribuyeron el nombre de Avá-Canoeiro debido a la habilidad y agilidad con que se lanzaban al agua utilizando canoas para defender su territorio. Los Ãwa también son conocidos en la literatura, según Pedroso,22. Dulce Madalena Rios Pedroso, O povo invisível (Goiânia: UCG, 1994). como el pueblo que más resistió al colonizador en el siglo XVIII. En la región norte de Tocantins son conocidos como “cara-preta” (“cara negra”), debido a la pintura de jenipapo en el rostro, que es una representación del “macaco da meia-noite” (felino aoto o aoto de Kuhl) y utilizado como forma de intimidar a los enemigos.
Durante años, el pueblo Ãwa resistió para continuar existiendo como un pueblo libre y con autonomía. La negación de derechos por parte del Estado brasileño a mi pueblo, al no garantizar nuestro buen vivir y la paz en nuestra tierra tradicional, ha causado daños sociales, culturales y espirituales, llevando al pueblo Ãwa a una situación de casi exterminio.
Ante la situación histórica del pueblo que más resistió al contacto con el no indígena, este ensayo estudia tres momentos: a) el contacto forzado en el año 1973; b) el proceso de recuperación de la Tierra Indígena Taego Ãwa; y c) la pandemia de COVID-19 y la pericia antropológica para el pueblo Ãwa. Me baso en la pregunta-problema: ¿cómo puede el pueblo Ãwa salir de la invisibilidad delante de las atrocidades históricas y de negación de derechos que prevalecen hace más de 40 años?
A través del dialogo con autores/as indígenas e indigenistas de la literatura etnológica, quiénes, por medio de la historia y de la escritura buscan reivindicar los derechos de los pueblos originarios obtenidos por el movimiento indígena, este ensayo discute cuestiones sociales, culturales y políticas involucradas en las vivencias del pueblo Ãwa tras el contacto de 1973, recuperando esa memoria para contribuir con una mirada de lucha por el territorio indígena a los estudios y defensa de los derechos humanos relacionados a ese período de tiempo en el país.
Revivir las tristes y trágicas memorias que marcan a mi pueblo hace años no es solo contar la historia de un pueblo; es explorar profundas heridas que jamás cicatrizarán para intentar buscar medios de rescatar lo que le fue robado de forma cobarde y fría. Este pueblo, que sobrevivió durante años a constantes persecuciones, matanzas y emboscadas33. Acción de esconderse para atacar a otro o para cazar. del no indígena, es mi familia. Un pequeño número de supervivientes que llegaron a Mata Azul, municipio de Formoso do Araguaia, buscaba vivir como personas libres y no someterse a la integración de otros pueblos, especialmente los no indígenas que casi exterminaron al pueblo Ãwa en el siglo XVIII.
El trágico contacto forzado y violento tuvo lugar en diciembre de 1973 y fue liderado por el sertanista44. Aquel que se internaba en el sertão (región agreste) en busca de riquezas; bandeirante (pionero colonizador). Apoena Mirelles en época de lluvias. Según la memoria de mi abuelo Tutawa y de los supervivientes, Caganego estaba recogiendo leña cuando Apoena llamó su atención con silbidos y haciendo gestos con las manos. Caganego salió corriendo anunciando la presencia cercana de los no indígenas a ellos. El equipo del sertanista la siguió y entró en el campamento disparando.
El alerta de Caganego es resultado de las persecuciones y de las violencias que nuestro pueblo vivió durante años, y también de las cazas que Apoena y su equipo realizaban en la tierra de nuestro pueblo buscando un contacto a corto plazo, por medio de monturas y pistolas.
Al entrar en el campamento, uno de los cuatro Xavantes que acompañaban al sertanista fue alcanzado en la nariz, y Typyire fue tiroteada por los disparos de los invasores, que mostraron su peor cara capturando a un pueblo (que durante décadas evitó el contacto, prefiriendo la muerte a rendirse a sus enemigos) para satisfacer intereses privados.
Con la captura de los más vulnerables del grupo, Watumy y su hijo bebé Juaga, el líder Tutawa fue solidario con su esposa e hijo, rindiéndose y pidiendo que no los matasen. Con la rendición de Tutawa, su hermano Tuxi y su hija Kawkamy se rindieron. Todos fueron llevados a la Hacienda Canuanã, atados y amenazados por los Xavantes, con la promesa de que matarían a los Ãwa si el Xavante alcanzado por una flecha falleciese.
Los demás integrantes de la familia consiguieron escapar, pero la situación los dejó en estado de shock y extrema vulnerabilidad alimentaria, pues temían por lo ocurrido. Typyire Ãwa, que fue alcanzada por los disparos, murió poco después, pues había quedado bastante herida.
Llegando a la hacienda Canuanã, los Ãwa fueron sometidos en una casa cercada con alambre de púas. Con la noticia de la captura de mi pueblo, las personas de la región se desplazaron a la hacienda con el fin de conocer a los temidos “caras-negras”, pues durante años los indígenas fueron objeto de historias prejuiciosas y racistas como estrategia para extinguir a los pueblos nativos, justificando, así, las acciones de exterminio y violencia.
Watumy Ãwa propuso algunas veces volver a su casa, de donde fueron sacados en contra de la voluntad de nuestro pueblo, pero no fue posible debido a la presencia constante de los no indígenas que los vigilaban.
Con la captura de algunos de nuestro pueblo, la estrategia de la Fundación Nacional del Indio (Funai) en 1974 fue usar al líder Tutawa para entrar en contacto con los que todavía eran libres, dándoles a entender que se quedarían con su territorio. Tras ese contacto, mi pueblo hizo campamentos temporales a veces en Mata Azul y otras en Capão de Areia, bajo la vigilancia de los soldados indígenas de la Guardia Rural Indígena (GRIN) del pueblo Inỹ/Javaé.
Frente a la situación de pérdida de territorio en que el Estado brasileño colocó a mi pueblo, la única solución fue la transferencia del pueblo Ãwa en 1976 a la aldea Canoanã de los Javaé, pueblo Jê. Tras el contacto, algunos murieron de enfermedades para las cuales no tenían inmunidad. Todavía nos queda la incógnita sobre el destino de Kapoluaga [hijo de Tuxi]. Hasta hoy hay interrogantes, pues creemos que fue asesinado tras el contacto. Su foto aparece en el primer boletín oficial de la Funai, pero no hay ninguna mención en el segundo boletín, meses después, sobre la desaparición de Kapoluaga. Tuxi habría muerto de neumonía en Goiânia y su cuerpo nunca retornó a su familia, y causó mucha desconfianza y miedo en nuestro pueblo con respecto a tomar cualquier decisión, pues tenían la certeza de que los matarían a todos.
Desde entonces, pasamos a vivir en tierras extrañas de nuestros enemigos históricos. Hay que mencionar que, a pesar de las grandes humillaciones y de vivir de forma marginada en sus tierras y aldeas, ellos nunca nos expulsaron.
Fuimos olvidados por el Estado y nuestros derechos ignorados, y toda esa violencia física, moral y psicológica también fue olvidada. Se pasó página del crimen que cometieron contra mi pueblo Ãwa. De los supervivientes del contacto forzado que marcó para siempre la vida del pueblo Ãwa solamente vive Kawkmay Ãwa.
Lo que me reconforta y da esperanza es la conciencia de los derechos que nosotros, indígenas, logramos alcanzar tras años de lucha a través del movimiento indígena, en especial el derecho a la tierra. Conforme está garantizado por la Constitución Federal de Brasil en su artículo 231, que establece: “Se les reconoce a los indios su organización social, costumbres, lenguas, creencias y tradiciones y los derechos originarios sobre las tierras que tradicionalmente ocupan, competiendo a la Unión demarcarlas, proteger y hacer respetar todos sus bienes”.
Pasados treinta y seis años desde el contacto forzado realizado por agentes del Estado brasileño, entre los supervivientes de esa atrocidad que puso en riesgo la salud y la existencia de algunos Ãwa, solo Kawkamy Ãwa dio continuidad a su pueblo, dando a luz seis hijos dentro del territorio del pueblo Jê.
Tutawa, que era líder y chamán del pueblo Ãwa, garantizó que los nietos que naciesen después del contacto obtuviesen, por medio de su cuidado, amor y dedicación, las características de un pueblo Tupi, así como la garantía del retorno a su tierra tradicional, que es un vínculo del cuerpo de un ente querido, llamado Taego Ãwa.
Aunque desde el contacto del año 1973 mi pueblo Ãwa tuviese conciencia del lugar de pertenencia tradicional, no obtuvimos ayuda de profesionales, como fotógrafos, periodistas y antropólogos, para la recuperación de nuestra tierra tradicional.
Las injusticias cometidas contra mi pueblo, incluyendo tanto la violencia física, emocional y moral como el abandono del Estado brasileño, que causaron la invisibilidad de los Ãwa en el Estado de Tocantins, solo comenzaron a tener un recorrido en la justicia con el inicio de la demarcación de la T.I. Taego Ãwa.
Con el estudio de identificación de la Tierra Indígena Javaé/Avá-Canoeiro55. Patricia Mendonça Rodrigues, Relatório Circunstanciado de Identificação e Delimitação: Terra Indígena Taego Ãwa (Brasília: FUNAI, 2012). realizado en 2009 por la antropóloga Patrícia de Mendonça y la ambientalista Luciana Ferraz, las dos investigadoras identificaron la fragilidad de nuestro pueblo en tierras extrañas y la necesidad, además de nuestro deseo, de regresar a la tierra madre, de conducir nuestra historia más allá del conocimiento de la población local.
Lo más paradójico ante toda esta inhumanidad fue que la Funai haya tenido que convencerse de nuestra existencia y de la necesidad de regresar a la T.I. Taego Ãwa para así aprobar un Grupo de Trabajo (GT) exclusivo a mi pueblo.
En el GT vivimos momentos de mucho dolor, sufrimiento, odio, tristeza y esperanza, pues, de la memoria viva de los tres supervivientes del contacto forzado – nuestro abuelo Tutawa, mi madre Kawkamy y mi tío Agaéky −, se nos transmitieron los recuerdos dolorosos de las persecuciones, así como las indagaciones sobre las diversas matanzas contra nuestro pueblo cuando todavía éramos libres. El vínculo con la tierra durante el estudio de identificación intensificó esos sentimientos. Pasamos a creer que, de alguna forma, habida cuenta de la justicia brasileña volveríamos a casa, de forma justa, pues estábamos siguiendo la Constitución de 1988.
Una de las cosas que más me llamó la atención de lo que supimos por el GT fue la relación de la Hacienda Canuanã con la historia de mi pueblo, con mi familia. En ese momento, yo era estudiante de la escuela de Canuanã de la Institución Fundación-Bradesco. Mi admiración por el lugar en el que viví desde mis siete años de edad terminó cuando supe que la Funai había emitido un documento negando nuestra presencia en la tierra en la que vivíamos. Este documento remitía a los intereses privados de la Hacienda en las negociaciones con el Banco Bradesco.
Por fin, el informe resultado del GT fue entregado en 2012 a la Funai y publicado en el Diario Oficial de la Unión. Tras la publicación, tuvimos que enfrentar algunos obstáculos, como la contestación del Bradesco durante el contradictorio. Como forma de fortalecimiento estratégico y buscando dar visibilidad a nuestra lucha por la recuperación de la T.I. Taego Ãwa, aceptamos la invitación para crear conjuntamente con los cineastas y hermanos Borela (Henrique y Marcela) un largometraje,66. "Estreno documental producido con VHS encontrado en UFG", Universidad Federal de Goiás, 2017, visitado el 21 de diciembre de 2021, https://www.ufg.br/e/19173-estreia-documentario-produzido-com-vhs-encontradas-na-ufg?atr=es&locale=es; o Sessão Vitrine, página de Facebook, 8 de mayo de 2017, visitado el 21 de diciembre de 2021, https://m.facebook.com/sessaovitrine/videos/taego-%C3%A3wa-11-de-maio-nos-cinemas/1340250719401969/?extid=SEO----&locale=ms_MY. el cual relata la lucha por Taego Ãwa, además de comenzar a participar en el movimiento indígena con ayuda del Consejo Indigenista Misionario (CIMI) y participar en reuniones con el Ministerio Público Federal (MPF) sobre el proceso de la T.I. Taego.
Nuestra trágica historia fue divulgada en espacios importantes, como la Comisión de la Verdad, habiendo sido destacado como uno de los casos más emblemáticos; la Comisión de Derechos Humanos del Senado, en la 6ª Cámara del MPF; la Comisión de la Amnistía; y en espacios académicos. El informe también fue presentado ante el Ministerio Público Federal de Tocantins (MPF-TO), dando inicio a acciones judiciales de reparación y por la demarcación de la tierra indígena.
La entrega del informe de identificación de la T.I. Taego Ãwa fue un gran logro. Un día antes del golpe sufrido por la ex-presidenta Dilma Rousseff, el día 11 de mayo de 2016, el Ministro de Justicia Eugênio Aragão, a través de la Ordenanza No. 566,77. "Portaria nº 566, de 11 de maio de 2016", Diário Oficial da União, 2016, visitado el 21 de diciembre de 2021, https://www.in.gov.br/materia/-/asset_publisher/Kujrw0TZC2Mb/content/id/22805509/do1-2016-05-12-portaria-n-566-de-11-de-maio-de-2016-22805458. declaró la tierra indígena Taego Ãwa posesión permanente del pueblo Ãwa. Infelizmente, ese día nuestro líder, que, además de abuelo es una gran referencia de resistencia y humanidad, no estaba físicamente presente en nuestro pueblo, pero nuestra ancestralidad lloró a través de nosotros de alegría y gratitud.
Desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, la vida de los pueblos originarios ha sido atacada de distintas formas: por el genocidio propiciado por el nuevo coronavirus; por la política anti-indígena del actual gobierno; y por el parón de instituciones que no son consideradas servicios esenciales, como es el caso de la Funai, principal responsable del proceso de demarcación de las tierras indígenas y de la protección de los territorios.
Debido al contexto histórico en que perdimos totalmente nuestro territorio en favor del latifundio en la década de 1970, nuestro pueblo Ãwa está localizado hoy de modo disperso en territorio del pueblo Iny, en Tocantins, específicamente en la Isla del Bananal. La falta de nuestro propio territorio ha impactado totalmente la manera de enfrentar la pandemia y los efectos de las amenazas anti-indígenas durante ese periodo. Por no tener la tierra demarcada, no tuvimos autonomía en los cuidados diferenciados contra la COVID-19 o acceso especial a la salud pública como otros pueblos indígenas que viven en su territorio ancestral.
En nuestro caso, vivimos según las reglas políticas de los Javaé y Karajá, y durante esos años de emergencia de la pandemia, seguimos las medidas de prevención que los liderazgos de esos pueblos decidían. Un problema grave que enfrentamos debido a esa situación fue la entrada de los peones88. Personas que arrendan tierras en la Isla del Bananal para la crianza de bovinos. que poseen tierras arrendadas dentro de la Isla del Bananal, posibles transmisores del virus y de otras enfermedades. Asimismo, como la Funai paró su trabajo a lo largo de ese tiempo, consideramos que posiblemente se produjo la entrada de intrusos y ocurrieron prácticas ilegales, como pesca, caza, extracción de madera y otras actividades no notificadas que constituyen factor de riesgo de esas contaminaciones. Si estuviésemos en nuestro territorio podríamos crear estrategias de autoprotección frente a esas amenazas.
En el contexto de la pandemia, entendemos que nuestra autonomía y protagonismo en el derecho a la salud fueron violados, ya que nuestro conocimiento ancestral medicinal sería un importante aliado para prevenir la enfermedad y otros riesgos y daños.
Por esas razones, el sufrimiento de nuestro pueblo aumentó cada vez más desde el inicio de la pandemia, volviéndose insoportable continuar separadas/os, fragmentadas/os, fuera de nuestro lugar ancestral, distantes de nosotras/as mismas/os. A pesar de eso, nunca paramos de luchar, de participar en eventos para dar visibilidad a nuestra causa, de hacer articulaciones y conseguir apoyo político, así como también acompañar las reuniones con entidades indigenistas, como el CIMI, el movimiento indígena como la COIAB, y con el Ministerio Público Federal, sobre el territorio.
Para eso contamos con el trabajo de la Comisión Memoria de Tutawa,99. La Comisión Memoria de Tutawa colabora con el Núcleo Estudiantil de Asuntos Indígenas (NEAI) de la UFT; Amazonízate: Construyendo Redes de Afecto; los cineastas Henrique Borela y Marcela Borela; la lingüista Dra. Mônica Veloso; la docente y psicóloga Carmem Hannud (CRP 23/1373); los antropólogos Patricia Rodriguês de Mendonça y Paulo Santilli; la ambientalista Luciana Ferraz; y el CIMI. creada a mediados de 2020 para fortalecernos como movimiento, y que cuenta con profesionales de distintas áreas (psicología, biología, medio ambiente, antropología, lingüística y cine) para contribuir con esas acciones.
Otro papel importante de la Comisión en ese periodo fue el apoyo a la realización de la pericia antropológica, fruto de articulaciones y reuniones sin fin. La pericia es la fase del proceso de demarcación de tierras en que el juez responsable del caso solicita un perito para responder a las cuestiones de las partes interesadas en la tierra y, a partir de eso, decidir sobre las orientaciones finales para el desalojo de intrusos o no, dependiendo de su posicionamiento. El equipo, que está compuesto por un perito y auxiliares indicados por el juez, desarrolló esa actividad con nuestro pueblo en julio de 2020 en una aldea Javaé durante casi todo el mes, realizando desde entrevistas hasta construcción de genealogía. Se hicieron fotos y se grabaron videos. Nos pusimos extremadamente ansiosos en ese momento, pues sentíamos que la lucha estaba avanzando.
Mientras tanto, uno de los desafíos que fue preciso afrontar para llevar a cabo la pericia fue la manifestación contraria de la Funai, que utilizó la pandemia como argumento para la no realización de la misma, habiendo incluso parado el estudio sobre el territorio que debía haber sido finalizado en 2019.
Otra cuestión fue la dificultad de recaudar dinero para garantizar el desplazamiento de todo el pueblo hacia el local de la pericia, la alimentación y los artículos de higiene necesarios para la protección contra la COVID-19, como alcohol y mascarillas. Por medio de la Comisión y del CIMI fue posible alcanzar una recaudación para cubrir esos gastos, aunque fuese a distancia. Fueron más de seis mil reales que la justicia brasileña no proporcionó, ni la Funai dio apoyo. Así, sin la Comisión y nuestra auto organización indígena, no habríamos conseguido ni siquiera participar en la pericia. Fue también una persona de la Comisión quien estuvo con nosotros haciendo los registros fotográficos y audiovisuales mientras respondíamos las preguntas del perito, ayudando a registrar esa memoria de nuestra lucha.
Finalmente, ante el escenario caótico de la pandemia y con la población Ãwa inmunizada con la primera y segunda dosis de la vacuna, la pericia antropológica comenzó el día 15 de julio. Esta etapa del proceso de demarcación fue desafiante, pues por primera vez tuvimos que revivir el pasado del pueblo con la ausencia de nuestro abuelo Tutawa. Junto con nuestra madre Kawkamy tuvimos, de nuevo, que revivir emociones de tristeza, dolor, perdida y sentir la injustica que marca nuestra vida hasta hoy, que viene desde el siglo XVIII y que desembocó en nuestra resistencia al hombre blanco en el año 1973.
Incluso con todo ese sufrimiento y la resistencia de nuestro pueblo Ãwa, no parábamos de utilizar la palabra Namagaw, que quiere decir: “bueno”, “está todo bien” o “bien”. Pues tenemos esperanza de que volveremos a nuestra tierra ancestral.
Por fin, la gran importancia que la realización de la pericia en medio de la pandemia tuvo para nosotros, Ãwa, fue que nos sentimos más cuidadas/os, esperanzadas/os y fortalecidas/os. Desde la captura, la pandemia ha sido uno de los peores momentos de nuestro cautiverio, y la pericia fue algo que hizo, por unos instantes, que nos sintiésemos cerca del aire de la libertad, de la salud y de la vida. La mejor forma de protegernos contra la COVID-19 hasta ahora fue continuar luchando por Taego. No es posible pensar en la prevención, tratamiento y promoción de la salud en el contexto indígena separadamente de los territorios.
Es necesario explicar que, con el parón de la Funai, el proceso de demarcación cesó, y fue puesto en todavía más riesgo mediante la tramitación del Proyecto de Ley 4901010. "Projeto de Lei No. 490 de 2007", Comissão de Constituição e Justiça e de Cidadania (CCJC), 2007, visitado el 21 de diciembre de 2021, https://static.poder360.com.br/2021/06/Parecer-PL-490-2007-CCJC.pdf. y el Marco Temporal. Se trata de un proyecto de ley que inviabiliza procesos de demarcación, le quita a Funai la autonomía para realizar nuevas demarcaciones y revisa las tierras indígenas ya demarcadas.
Los intereses detrás de ese proyecto son los de la bancada ruralista,1111. Frente parlamentario formado por más de 200 diputados federales de diversos partidos que defienden los intereses del agronegocio y de grandes productores y latifundistas. que obtuvo apoyo político con el gobierno actual. Hay que mencionar que, durante su campaña electoral, el presidente Jair Messias Bolsonaro anunció públicamente estar en contra de los procesos de demarcación.
El Marco Temporal forma parte del PL 490, que es un proyecto de ley paraguas que engloba los intereses de aquellos que desde la violenta llegada de Pedro Álvares Cabral en 1500 desean ocupar las tierras indígenas. La tesis del Marco Temporal es que los indígenas que no estuviesen en sus tierras en el día 5 de octubre de 1988, día de la promulgación de la Constitución brasileña, no tendrían derecho de reivindicar sus tierras ancestrales.
Sabemos que nuestra historia no comenzó el día 5 de octubre 1988. Nosotros, indígenas, ocupábamos todo el territorio brasileño, y el derecho a los procesos de demarcaciones fue obtenido a través del movimiento indígena. Así, tenemos legitimidad, por la Constitución, de retomar, ante la justicia brasileña, lo que nos fue robado. Para enfrentar estos proyectos de ley que atacan a nuestro buen vivir de forma directa, los pueblos indígenas de Brasil se han reunido en la ciudad de Brasilia solicitando al Tribunal Federal Supremo (STF) una mirada humana de nuestros derechos y que voten “no” a la tesis del Marco Temporal.
Para nuestro pueblo Ãwa, tal situación ha causado intenso sufrimiento, lo que muestra, en la defensa de los derechos humanos, el lugar central del territorio en la garantía de la salud de los pueblos indígenas. La Comisión Memoria de Tutawa, junto a simpatizantes de la causa, ha trabajado arduamente por la finalización del proceso de demarcación, creando nuevas formas de divulgación de las violencias sufridas contra nuestro pueblo. Un ejemplo de eso es el blog “¡Nuestra tierra, nuestro suelo! Pueblo indígena Avá-Canoeiro”1212. "Identidade", Blog Povo Indígena Avá-Canoeiro, 2 de diciembre de 2020, visitado el 21 de diciembre de 2021, https://avacanoeiro.blogspot.com/?m=1. que busca dar visibilidad a la causa Ãwa. Otra función principal del blog es ser una forma de contacto continuo con personas y organizaciones interesadas en nuestra causa y que nos quieran ayudar.
De este modo, en la página hay información disponible sobre cómo se nos puede ayudar financieramente. La recaudación financiera es fundamental para que la asociación pueda seguir organizándose, participar en las reuniones, estructurarse materialmente, producir materiales de divulgación y denuncia. Sin duda, de esas maneras, hemos conseguido ampliar nuestro proceso de visibilidad.1313. En un mes conseguimos más de mil visualizaciones en el blog.
Durante la pandemia se volvió más evidente para nosotros que, en relación a la Comisión, cuando se violan nuestros derechos o somos violentados, no podemos callarnos. La visibilidad es un camino central indígena en la lucha por el territorio, por la justicia, por la demarcación, e incluso por nuestra propia supervivencia. No es natural ni tampoco normal que seamos maltratadas/os y olvidadas/os, y es por eso que el recuerdo de las enseñanzas y del afecto de Tutawa sigue firme en cada acción de la Asociación del Pueblo Ãwa (APÃWA) hoy. Nuestra mayor memoria ha sido la lucha y nuestra toma de conciencia cada vez más profunda para continuar resistiendo y existiendo.
La historia de nuestro pueblo plantea muchas cuestiones sobre cómo la tierra y el territorio son derechos, no solo constitucionales, sino vitales. Sin territorio, nosotros, los pueblos indígenas, no vivimos bien ni tenemos salud. Para los no indígenas, la tierra es solo un pedazo de suelo y no posee ese valor simbólico y espiritual. Por eso, todavía hoy los artículos 231 y 232 de la Constitución Federal son tan banalizados y amenazados, y muchas veces no se implementan en la práctica. Así, nuestra historia nos provoca mucho dolor, pero también puede ser una enseñanza para los no indígenas sobre el valor de la memoria y de la ancestralidad, sobre el derecho humano que es la tierra y la selva, donde caben distintos tipos de humanidad, con la naturaleza preservada y las memorias vivas.
Este ensayo condensa un relato de una contadora de historias del pueblo Ãwa, hija de Kawmaky y nieta de Tutawa, articuladora de la lucha por la demarcación de la Tierra Indígena Taego Ãwa, junto con otros liderazgos, como el cacique Wapoxire. Traigo recuerdos que no son solo míos, sino de mi pueblo, son recuerdos de resistencia contra el colonizador.
Fuimos capturados en 1973 durante la dictadura militar, sufriendo graves prejuicios sociales, vitales y espirituales hasta hoy. La única manera en que el Estado brasileño puede compensar a nuestro pueblo es reparar los daños causados por ese trauma y garantizar la demarcación de la tierra y la posibilidad de que vivamos según nuestras costumbres y forma tradicional de organización sociocultural, conforme previsto en los artículos 231 y 232 de la Constitución.
En la pandemia del nuevo coronavirus, la demanda de demarcación se volvió más intensa, y la ausencia de territorio ha generado cada vez más un sufrimiento muy fuerte, que debe ser una señal de alerta para las autoridades y los indigenistas sobre las amenazas al buen vivir de los Ãwa. Las dificultades a las que nos hemos enfrentado son limitaciones a nuestra existencia, pero tenemos la fuerte característica de encontrar motivo de alegría en nuestra resistencia más dura.
La demarcación de tierras y el buen vivir de los pueblos indígenas son el centro de toda la vida étnico-cultural, pero el parón de la Funai durante la pandemia es un indicio de la invisibilidad de la condición indígena. Incluso en el contexto de la defensa de los derechos humanos, todavía es posible identificar una concepción de quién es y quién no es humano por parte de la sociedad no indígena, elitista y eurocéntrica, que coloca a mi pueblo hasta hoy en una posición de marginalidad.
En la Comisión Memoria de Tutawa, no obstante, poco a poco vamos fortaleciendo nuestro deseo de seguir adelante con nuestra lucha, junto a los simpatizantes de nuestra causa, que contribuyen con proyectos de visibilidad, recaudaciones y articulación política, ayudando a nuestro pueblo a sentirse parte de la sociedad, es decir, a sentirse personas y que nuestra causa es legítima.
La pericia antropológica de julio de 2021 fue un paso decisivo en el proceso de demarcación de la tierra, y fue posible gracias a esa red de la Comisión. La defensa de nuestro territorio es la defensa de la naturaleza, del medio ambiente y de toda la tierra madre, y por eso debe ser una lucha de todos nosotros, Ãwa, y también de los no indígenas.
En este sentido, se vuelve necesario que los ministros del Supremo Tribunal Federal estén a favor del derecho a la vida de los pueblos indígenas, votando “no” contra la tesis del Marco Temporal y garantizando la supervivencia de los pocos pueblos indígenas que aún quedan en Brasil. Asegurando que este país sea justo con aquellas personas a las que se les robó sus tierras y alteró su cultura con el pensamiento colonialista, devastando la existencia de varios pueblos que habitaban aquí.
Por todo ese contexto histórico, que afectó directamente a mi pueblo desde los tiempos de los campamentos en Mata Azul y Capão de Areia hasta hoy, creo que la memoria que registro en este texto es muy importante para traer la mirada indígena a los derechos humanos, pues aborda una necesidad humana, invisible en medio de la pandemia, por no ser considerada una demanda humana legítima. Nosotros, Ãwa, al luchar por nuestra visibilidad y por nuestro territorio, estamos luchando, a fin de cuentas, por ser reconocidos como seres humanos por el Estado brasileño.
Sin el territorio no conseguimos cuidarnos ni tampoco protegernos de las amenazas a nuestra existencia, pues nosotros, Ãwa, somos Taego y mientras ella esté desprotegida, nosotros también lo estaremos. Así, la mirada indígena de nuestro pueblo a los derechos humanos rescata la humanidad más allá del ser humano, abarcando todo lo que nos hace ser quienes somos: la Memoria de Tutawa.