EN MEMORIA
El profesor, abogado litigante y activista Kevin Boyle falleció el día de la Navidad de 2010 en Colchester, Reino Unido, donde formó a varias generaciones de abogados y activistas de derechos humanos 2 en los últimos 25 años. Recordado con gran cariño por sus estudiantes como un maestro excepcionalmente cálido de quien siempre recibieron apoyo, Kevin fue ante todo un constructor de instituciones y un extraordinario colega. Director fundador de Article 19 (en 1986), gran fuerza motora detrás del mundialmente reconocido Centro de Derechos Humanos de Essex, presidente de Minority Rights Group International (2007-2010), y abogado que fue desplazando los límites de la práctica en derechos humanos, Kevin, como lo expresó un amigo, “logró combinar con destreza la política, la práctica jurídica y la vida académica”.
Descripto por uno de sus más estrechos colaboradores como un “gigante de la comunidad de derechos humanos”, la vida profesional de Kevin es la historia del movimiento de derechos humanos en las últimas décadas –con el extraordinario crecimiento de las normas e instituciones de derechos humanos desde mediados de la década de 1960, y el creciente uso del derecho para el cambio social- y de la decepción por su avance lento y el poco impacto sobre las víctimas.
Ante todo, es la historia de los inicios de los derechos humanos en la lucha por la justicia y un ejemplo claro del espíritu luchador y las cualidades humanas e intelectuales que les dan origen a pesar de los desaciertos y derrotas pasajeras. Una historia de humildad y profunda bondad (“trataba de igual manera a personal de limpieza y jefes de estado”), una “mezcla cautivante de altruismo, jovialidad, principios y encanto, todos entrelazados por el humor y el afecto”, como lo expresó uno de sus más antiguos amigos y colegas.
Varias de las notas publicadas en ocasión de su muerte en los principales medios describen en detalle la carrera y los logros de Kevin 3. Sin embargo, para sus estudiantes en particular y para sus colegas en la lucha por los derechos humanos de todo el mundo, se destacan especialmente algunos recuerdos.
Al lidiar con reglas técnicas y navegar por instituciones cada vez más complejas y numerosas, a veces, en especial los abogados, nos olvidamos de que lo que importa en definitiva es la justicia para la persona que sufrió una injusticia. Los homosexuales en la Irlanda del Norte de la década de 1960, los viajeros en Irlanda, los campesinos despojados de sus tierra en Turquía Oriental, los activistas perseguidos por sus creencias o los periodistas perseguidos por lo que decían o por lo que permitían decir a otros públicamente (o que sufrieron atentados en sus oficinas de redacción 4), los objetores de conciencia… eran todos “clientes” de Kevin en los numerosos casos en los que trabajó en los últimos casi 40 años. Como lo expresó Conor Gearty, “con él parecía haber una nueva manera de ejercer el derecho: tomar todo el material, las causas, las leyes, las complejidades eruditas –todo lo que el derecho usa para amurallarse y protegerse del escrutinio externo- y desplegarlo no para desconcertar o sofocar a las personas sino para empoderarlas y así fortalecerlas” 5.
Para una generación que tiene frente a sí una variedad apabullante de normas e instituciones, resulta difícil imaginar cómo era ser abogado especializado en derechos humanos en 1966 cuando Kevin se convirtió en un joven profesor de derecho en Irlanda del Norte. La Convención contra el Genocidio (en vigencia desde 1951) era el único tratado internacional de Naciones Unidas vigente en aquel momento (aunque la Convención contra la Discriminación Racial fue firmada en 1965, no entró en vigencia hasta 1969). El Tribunal Europeo de Derechos Humanos no emitió ninguna sentencia en 1966, y en 1972, cuando Kevin litigó uno de sus primeros casos ante la entonces Comisión, el Tribunal emitió 2 sentencias (ambas sobre justa reparación y no sobre el fondo) 6 y la idea de que los demandantes tuvieran acceso directo al Tribunal –que en 2010 emitió 1499 sentencias sobre 2607 casos- les habría parecido a muchos extravagante y poco realista.
Asociado a más de 100 causas, durante toda su carrera jurídica Kevin fue corriendo los límites del derecho para lograr que éste trascendiera lo “teórico e ilusorio” y fuera “práctico y efectivo”. 7
Cómo reivindicar los derechos individuales en situaciones en las que las políticas y prácticas generales (un patrón de violaciones, una “práctica administrativa”) hacen que las violaciones sean moneda corriente y los recursos jurídicos una ilusión ha sido el tema dominante de los casos de Kevin, relacionados en particular con Irlanda del Norte y Turquía. Éste sigue siendo un desafío importante en los sistemas de derechos humanos basados en casos individuales, a pesar de las reformas que se han hecho a las instituciones y los avances en la jurisprudencia.
Esta línea de trabajo comenzó con un caso presentado por Kevin hace casi 40 años en el que la entonces Comisión Europea de Derechos Humanos (aún cuando lo declaró inadmisible) determinó que no era necesario agotar los recursos a nivel nacional si podía demostrarse que los supuestos abusos eran parte de una práctica administrativa 8. Desarrollada mediante una serie de casos desde entonces 9, esta cuestión, que sigue siendo seria en varios países, como Rusia, y que no resulta desconocida para los lectores de todo el mundo, fue un tema central en la serie de más de 60 casos que Kevin, junto con colegas de organizaciones de Londres y Turquía y en estrecha colaboración con sus colegas de Essex, presentó ante el Tribunal durante un período de casi diez años, durante los cuales, según lo expresó el Presidente del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, hizo “un importante aporte al derecho de los derechos humanos en general en las áreas cruciales de tortura, desapariciones, ejecuciones y detenciones arbitrarias” 10.
Los últimos 25 años de la vida de Kevin estuvieron estrechamente ligados al Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Essex en el Reino Unido, después de unos años de haber fundado el Centro Irlandés de Derechos Humanos en Galway. El Centro de Essex, creado por sugerencia de Kevin al entonces Decano de Derecho de Essex en 1983, cobró fuerza después de que Kevin y Nigel Rodley, quien fue durante mucho tiempo Director de Jurídico de Amnistía Internacional, se incorporaran en 1989 y 1990, transformándolo en un centro multidisciplinario de investigación, enseñanza y apoyo para las actividades de litigio. Kevin dirigió el Centro durante la mitad de su existencia, período durante el cual el Centro amplió la oferta de cursos, emprendió numerosos e interesantes proyectos en colaboración, pero, sobre todo, se convirtió en una especie de hogar para toda una red mundial de profesionales de derechos humanos, sus más de 1700 ex alumnos de varias decenas de países, que se encuentran presentes en prácticamente todas las organizaciones de derechos humanos.
Sobre la mesa en la recepción que siguió al funeral de Kevin había dos fotografías: una de un monaguillo cuya mirada revelaba una silenciosa determinación, y otra de un joven con un megáfono rodeado de policías dirigiéndose a unos manifestantes en Irlanda del Norte. Kevin era un líder nato –de niño lo llamaban el “rey”- pero un líder amante del consenso y del empoderamiento, en la Asociación Irlandesa de Derechos Civiles a principios de la década de 1970, en la fundación o transformación del Centro Irlandés de Derechos Humanos y del Centro de Derechos Humanos de Essex, en la dirección de Article 19 y en la presidencia de Minority Rights Group International. En todas estas funciones, como dijeron algunos de sus colegas de esas organizaciones, “llevaba su saber y sus talentos con sencillez” y era querido por todos quienes lo rodeaban. Acompañaba a los estudiantes en sus marchas en Irlanda del Norte, pagaba las multas de las mujeres negras pobres cuyos juicios en virtud de la ley de pases él observaba en Sudáfrica, se detenía y alentaba a las personas que recaudaban fondos en la calle por buenas causas, se tomaba el tiempo para aconsejar a los colegas que intentaban formar nuevas organizaciones. No es de sorprender que haya logrado forjar relaciones de trabajo extraordinarias de prácticamente toda una vida con varios colegas distinguidos (y probablemente obstinados), como Tom Hadden, con quien escribió varios libros sobre Irlanda del Norte, Francoise Hampson, con quien trabajó en gran cantidad de casos de Turquía Sudoriental, y Sir Nigel Rodley, entrañable colega del Centro de Derechos Humanos de Essex.
Kevin también era un firme defensor de los activistas del Sur Global que iban a Essex con distintas formaciones jurídicas y políticas. Tenía la capacidad de entender los innumerables desafíos y ayudar a sus estudiantes a valorar sus propias experiencias y a hacer frente a esos desafíos. Kevin era creativo, generoso y abierto a las nuevas iniciativas. Ayudó a toda una generación de estudiantes brasileños en Essex, y visitó Brasil en varias oportunidades para apoyar el establecimiento de nuevas instituciones -como la Maestría en Derechos Humanos en el Estado de Pará, y el Centro de Derechos Humanos en la Universidad de Brasilia- para asesorar a académicos y organizaciones y para enseñar. Su legado es un sólido grupo de académicos y activistas comprometidos a seguir su camino.
1. De una dedicatoria personal de Seamus Heaney para Kevin escrita en la portadilla de una copia de su colección de poemas ‘Human Chain’.
2. Muchos de los cuales podrían decir justificadamente que le deben a él su carrera en derechos humanos.
3. Véase http://www.ehraa.org/index.php?page=memorial&page_ref=19; http://www.guardian.co.uk/law/2011/jan/02/kevin-boyle-obituary; http://www.ruthdudleyedwards.co.uk/journalism11/IrInd11_2.html.
4. Véase Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Bankovic y Otros c. Bélgica y Otros 16 Estados Contratantes (demanda nro. 52207/99), Decisión del 12 de diciembre de 2001
5. http://therightsfuture.com/common-tracks/in-honour-of-kevin-boyle/, consulta: 15 de mayo de 2011
6. Véase 10.3.1972 – De Wilde, Ooms and Versyp c. Belgique/v. Belgium (article 50); e 22.6.1972 -Ringeisen c. Autriche/v. Austria (article 50); véase también http://www.echr.coe.int/ECHR/EN/Header/Case-Law/Decisions+and+judgments/Lists+of+judgments/.
7. En un famoso dictamen del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Véase, por ejemplo, Artico v. Italy , 1980, 3 EHRR 1, párr. 33.
8. Kevin Boyle & Hurst Hannum, The Donnelly Case, Administrative Practice and Domestic Remedies Under the European Convention: One Step Forward and Two Steps . The American Journal of International Law, Vol. 71, Nro. 2, pag. 316-321 (1977).
9. La jurisprudencia actual exime al demandante de la necesidad de agotar los recursos a nivel nacional si hay una “repetición de actos incompatibles con la Convención y se demuestra que existe tolerancia oficial por parte de las autoridades del Estado, cuya naturaleza hace que las acciones judiciales resulten inútiles o inefectivas ( Aksoy c. Turquía, § 52), véase Practical Guide on Admissibility Criteria, http://www.echr.coe.int/ECHR/EN/Header/Case-Law/Case-law+information/Key+case-law+issues/
10. Kevin incluyó algunos de estos casos en Twenty-Five Years of Human Rights at Essex . Essex Human Rights Review, 2008; véase también Reidy, Hampson & Boyle. Gross violations of human rights: invoking the ECHR in the case of Turkey . Netherlands Quarterly of Human Rights, vol. 15, número 2, pág. 161-73 (1997).