Voces

¿Qué pasa cuando un gigante estornuda?

Deborah Doane

Cómo el sector de desarrollo internacional debe reaccionar ante los recientes escándalos de conducta sexual inapropiada

Dominick Guzzo

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RESUMEN

En los últimos seis meses, una avalancha de escándalos de conducta sexual inapropiada ha sacudido al sector de desarrollo internacional. En este artículo de opinión, Deborah Doane discute el impacto que están teniendo los escándalos – que no resultaron una gran sorpresa para muchos de los que trabajan en las organizaciones afectadas – en términos de pérdida de confianza, reducción de ingresos y creciente regulación. Doane argumenta que la sociedad civil, que de por sí enfrenta ya un ambiente hostil para operar, tiene dos opciones: o bien seguir como está, o bien ver a los escándalos como una oportunidad de trastocar al sector y sus sistemas existentes. Ella sostiene que lo último requerirá considerablemente más imaginación, ambición e inversión inicial de lo que aparenta. Además, la autora plantea que las organizaciones del Sur necesitan cambiar tanto como las del Norte – pese a que los escándalos se desataron en estas últimas – porque hacerlo ayudaría a corregir los desequilibrios de poder existentes entre el Norte y el Sur.

Palabras Clave

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¿Qué pasa cuando un gigante estornuda? Todos nos resfriamos. Este es el impacto más probable de las devastadoras revelaciones de conducta sexual inapropiada dentro del sector de desarrollo internacional en meses recientes. Los efectos no se limitarán simplemente a unas pocas grandes ONG internacionales (ONGI). Podría haber implicaciones de largo alcance para muchas organizaciones en el ecosistema más ampliado de la sociedad civil. A mi entender, la sociedad civil tiene dos opciones: aceptar las consecuencias y aceptar una sociedad civil debilitada como un todo, o en cambio enfrentar con coraje los desafíos de una oportunidad de reformar, refrescar y fortalecer a la sociedad civil globalmente.

En el momento de la crisis, nadie que yo conociera que hubiera trabajado en desarrollo internacional se sorprendió en lo más mínimo. La ayuda humanitaria estuvo plagada de historias de abusos durante décadas. ¿El ex director de Save the Children Reino Unido declarado culpable de acoso sexual? ¿Trabajadores humanitarios usando prostitutas? Como me dijo un colega que trabajó para varias ONG internacionales implicadas, “Nosotros sabíamos. Todos lo sabíamos. Pero no hicimos nada.”

El poder y la preponderancia de las organizaciones grandes, en especial el desarrollo internacional, han ayudado a construir una callada complacencia entre la sociedad civil. Los grupos más pequeños de la sociedad civil en el Sur global dependen de ellas en términos de ingresos. Los donantes confían en ellas para que encaminen la ayuda. Han ayudado a influenciar y amplificar temas en la escena internacional, como condonación de deuda externa, cambio climático o incremento de los presupuestos de la ayuda. El efecto “halo” estaba implícito. Supusimos durante años que las virtudes de la sociedad civil serían obvias para todos, y a pesar de algunos disgustos, las grandes ONGI podrían hacer crecer el apoyo público para todas las causas, desde la erradicación de la pobreza o las mejoras ambientales hasta los derechos humanos.

Existe, por supuesto, un relato alternativo. Este dice que las grandes ONG profesionales, como Oxfam o Save the Children, hace rato que se alejaron del corazón y del alma de la sociedad civil. Se convirtieron en máquinas corporativas dominadas por la arrogancia y presunción de ser capaces de “hacer que la pobreza sea historia”. Alimentado por el complejo del hombre blanco, encarnado por estrellas de rock como Bono y Bob Geldoff, el mainstream de las ONGI se sentía tan distante de las basespopulares , luchas que la mayoría enfrenta. . El hiperprofesionalismo de la sociedad civil – en el que se pasó, en un reducido espacio de tiempo, de la espontánea acción ciudadana de abajo hacia arriba a complejos marcos lógicos – ha significado un gran deterioro para la sociedad civil como un todo. Las organizaciones de la sociedad civil se han desconectado de los verdaderos temas a los que pretendían dedicarse, y de las comunidades a las que se proponían servir.

Las consecuencias inmediatas de haber llegado a este punto se ven realmente atroces. Como bien sabrán los/as lectores/as de Sur, cualquier “organización no gubernamental” ya enfrenta de por sí una serie de amenazas estos días: los gobiernos tratando de contenerlas y regularlas, la prensa populista empecinada en difamarlas como “agentes extranjeros” y un público más amplio buscando a alguien a quien culpar cuando las cosas van mal.

Entonces una consecuente pérdida de confianza de “los grandes” tiene una seria cadena de reacción: la pérdida de confianza lleva a pérdidas de ingresos, a una creciente regulación y a un deliberado vaciamiento de la sociedad civil a la larga.

Ya en este momento, estudios de opinión pública muestran un inmediato descenso de la confianza pública, al menos en el Norte, con una encuesta de marzo de 2018 en el Reino Unido revelando una reducción del 6% de la confianza pública con relación al año anterior. Como escribió un comentarista haitiano sobre el escándalo, “con amigos como esos, ¿quién necesita enemigos?”.11. Sean O’Neill, “Minister Orders Oxfam to Hand Over Files on Haiti Prostitute Scandal- Added COMMENTARY By Haitian-Truth.” Haitian Truth, 9de febrero de2018, visitado el 14 de junio de 2018, http://www.haitian-truth.org/minister-orders-oxfam-to-hand-over-files-on-haiti-prostitute-scandal/.

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Las narrativas negativas contra la sociedad civil son ahora un lugar común, y este incidente debe solo ayudar a echar leña a las llamas del descontento: en el Norte, las ONG de desarrollo en particular son tildadas a menudo como corruptas, aprovechando afuera dólares libres de impuestos que podrían ser mejor invertidos internamente.22. John Stevens and Daniel Martin, “Britain’s Foreign Aid Budget Soars to £14billion as Ministers Face Pressure to Give More Money to Schools and the NHS.” Daily Mail, 5 de abril de 2018, visitado el 14 de junio de 2018, http://www.dailymail.co.uk/news/article-5583729/Britains-foreign-aid-budget-soars-14billion.html. En el Sur, las organizaciones ambientalistas y defensoras de derechos aparecen en el discurso público como “antidesarrollo”,33. Megha Bahree, “Modi Government’s Message To NGOs In India: Big Brother Is Watching You.” Forbes, 16 de junio de 2014, visitado el 14 de junio de 2018, https://www.forbes.com/sites/meghabahree/2014/06/16/modi-governments-message-to-ngos-in-india-big-brother-is-watching-you/#1773ea615505. agentes extranjeros que traen valores foráneos. Los gobiernos populistas explotan prontamente esos sentimientos, volviendo a la opinión pública contra la sociedad civil.

La pérdida de ingreso es la consecuencia más obvia. Los donantes internacionales han cortado fondos para las ONGI involucradas en el escándalo, mientras los donantes individuales se han retirado masivamente. Oxfam, como ejemplo más importante, vio como más de 7.000 personas retiraban su apoyo después de que el tema salió a la luz. A su vez, Comic Relief, una importante organización financiadora de desarrollo, asistió a la caída de la tercera parte de sus ingresos en la campaña anual de recaudación.44. Liam Kay, “Sport Relief Raises £17m Less on the Night Than Two Years Ago.” Third Sector, 26 de marzo de 2018, visitado el 14 de junio de 2018, https://www.thirdsector.co.uk/sport-relief-raises-17m-less-night-two-years-ago/fundraising/article/1460441. El Departamento del Reino Unido para el Desarrollo Internacional ha usado el escándalo, de forma preocupante, como una oportunidad para orientar más fondos hacia el sector privado en vez de para la sociedad civil.55. Henry Mance, “UK Aid Budget Set for ‘Big Shift’ Towards City Funding for Poorer Countries.” Financial Times, 11 de abril de 2018, visitado el 14 de junio de 2018,https://www.ft.com/content/1956f368-3dad-11e8-b7e0-52972418fec4.

Las organizaciones del Sur global son las que más perderán. Menos dinero paras las ONGI significa menos dinero destinado a las organizaciones aliadas. Irónicamente, también significa más dinero siendo dirigido a la administración a fin de perfeccionar los sistemas que pueden asegurar una mejor salvaguarda de los beneficiarios. Y debe además significar que donantes privados ocuparán ese vacío, desviando recursos de otras causas también.

Más regulación, evidentemente, llegará. El ente regulador de la caridad en el Reino Unido lanzó recientemente una seria investigación a Save the Children, en la medida en que han surgido más denuncias sobre el fracaso de la dirección a la hora de enfrentar el acoso sexual en los niveles más altos de la organización. Los entes reguladores de la caridad del Reino Unido y de los Estados Unidos resultan a menudo modelos para la regulación en el Sur global. Esto solo puede incitar más esfuerzos por controlar el sector.

¿Cuáles son entonces las respuestas posibles a futuro? El escenario número uno es “Business as Usual” (BAU), es decir, fingir que no pasa nada. En este escenario, la sociedad civil acepta las consecuencias hasta ahora enumeradas. De hecho ya se está materializando. Se verá incluso un sector más conservador y “profesionalizado”, con visiones más estrechas de los que puede ser la sociedad civil y cómo puede ser apoyada. La mayor parte de la atención proactiva en ese sector se situará en salvaguardar a los beneficiarios e implementar mejores procedimientos para reclutar el personal, incluyendo una mayor diversidad en las organizaciones.66. Laurie Lee, “CARE’s Response to the Parliamentary Inquiry into Sexual Exploitation and Abuse in the Aid Sector.” Care Insights, 10 de abril de 2018, visitado el 14 de junio de 2018, https://insights.careinternational.org.uk/development-blog/care-s-response-to-the-parliamentary-inquiry-into-sexual-exploitation-and-abuse-in-the-aid-sector. Esto probablemente sea algo bueno, pero no es para nada suficiente.

Aparte de la pérdida de ingresos y de la mayor regulación, el escenario Bau podría además servir para arraigar aún más el conservadurismo reaccionario inherente a algunas ONGI, alejándolas todavía más de una agenda basada en derechos. Cuando saltó el escándalo, Oxfam había estado liderando una fuerte campaña contra la desigualdad, y hubo quien sospechó que el escándalo solo fue explotado porque a la prensa de derecha no le gustaba la naturaleza de la campaña. Un resultado claro de todo esto es que las ONGI se van a distanciar aún más de la solidaridad, retrayéndose y limitándose a trabajos “más seguros”, de no confrontación, como la prestación de servicios. Veremos cómo esto se concreta en los hechos.

El escenario número dos podría llamarse “revolución desde abajo”. Es un escenario más progresista, pero también requerirá más imaginación, ambición e inversión inicial. Aquí, los escándalos son vistos como una oportunidad para sacudir al sector y sus sistemas, con una completa revisión de la estructura y las relaciones de poder dentro de la sociedad civil global.

El escenario dos tiene el potencial de sacarnos del modelo paternalista de las ONGI, cambiando los sistemas de poder y rendición de cuentas. Si las ONGI logran ver todo el escándalo como más que un mero tema de salvaguardas, habrá una chance para poner esto en acción. Pero las organizaciones del sur tendrán que demandarlo también, y abandonar el tipo de relación cliente/patrón que llegó a dominar gran parte de la sociedad civil.

Esto quizás no debería ser dicho por una blanca del Norte, pero desde mi punto de vista, las organizaciones del Sur necesitan tomar riendas en el asunto y exigir un futuro mejor y más solidario, en lugar de esperar a que se lo den. Porque, como en todos los sistemas, aquellos que están en el poder, raramente renuncian a él. Las ONGI pueden pensar que lo están haciendo, pero están al mismo tiempo protegiendo estructuras desgastadas. La caridad a la antigua, según la cual el dinero fluye desde el Norte hacia el Sur, con los del Norte – incluidas ONGI y donantes – dictando las reglas del juego, todavía domina.

Hay buenos ejemplos de alternativas, pero son muy pocos. Las organizaciones de la sociedad civil del Sur deberían ser capaces no solo de exigir que las organizaciones del Norte rindan cuentas, sino de que compartan la gobernanza también. Finalmente, necesitarán convertirse en defensores más fuertes localmente, demostrando que trabajan para el bien de sus comunidades de formas más explícitas y conectadas. Pero esto solo traerá más poder al Sur si ayuda a enraizar más fuertemente a la sociedad civil en las comunidades locales.

Pocos reconocen la real escala del desafío – asumir que la estructura y los desequilibrios de poder dentro del sector, como espejo del resto del mundo, son la raíz del problema. Si el escándalo de Oxfam pudiera ser visto como una plataforma de lanzamiento para un genuino cambio de sistemas, entonces deberíamos estar agradecidos de que haya salido a la luz.

Deborah Doane - Reino Unido

Deborah es directora del Funders' Initiative for Civil Society (Iniciativa de Financiadores para la Sociedad Civil), activista y escritora. Publica regularmente en un blog en The Guardian sobre temas de desarrollo. Ha trabajado extensamente en el sector de ONG, desempeñándose como directora del Movimiento para el Desarrollo Mundial, responsable de consumo sostenible en WWW-Reino Unido y directora/fundadora de la Coalición CORE (Responsabilidad Corporativa), que reúne más 130 ONG y es directora del Corporate Accountability en la New Economics Foundation. Ha sido también administradora de la Fundación Fairtrade (Comercio Justo) y actualmente es directora del Finance Uncovered. Su twitter es @doaneatlarge

Recibido en abril de 2018.

Original en inglés. Traducido por Celina Lagrutta.