Al tiempo que se reconoce la interconexión de los ataques al espacio cívico, es fundamental amplificar la voz de la sociedad civil y apoyar las respuestas locales
Estamos ante una emergencia global del espacio cívico. Ahora es un fenómeno universal, ya no está limitado a las frágiles autocracias y democracias. Aunque hay un interés creciente en la naturaleza e impacto de estas restricciones, hay pocos análisis de las fuerzas impulsoras de fondo del fenómeno, y aún menos sobre cómo apoyar las respuestas locales. Sostenemos que es fundamental reconocer la naturaleza mundial e interconectada de lo que está impulsando los ataques al espacio cívico, pero es más importante aún encontrar maneras de apoyar las respuestas locales, también mediante el examen de las prácticas de la sociedad civil. Además, el espacio cívico no puede ser “salvado” desde fuera; necesitamos construir una sociedad civil resiliente e independiente, que esté lista y dispuesta a responder, de forma unida cuando sea posible, a los desafíos a los que se enfrenta. El desafío global no es técnico, a corto plazo, de frenar los ataques al espacio cívico, sino uno político, a largo plazo, de reinventar un paisaje más participativo donde las contribuciones de la sociedad civil sean celebradas y prospere una democracia sustantiva.
Mientras que el comienzo de 2010 estaba caracterizado por levantamientos populares a gran escala, ya sea contra dictadores o contra políticas económicas neoliberales, parece que la segunda mitad de la década se definió por la aparición del “hombre fuerte” y una degradación general de la democracia constitucional.11. Dhananjayan Sriskandarajah, “Revolutions, But Not As We Know Them.” Al Jazeera, 9 de junio de 2014, visitado el 12 de noviembre de 2017, http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2014/06/protests-brazil-turkey-201466191250202505.html; Mandeep Tiwana, “Neoliberalism and Public Unrest: Time to Make the Connection.” Al Jazeera, 11 de julio de 2013, visitado el 12 de noviembre de 2017, http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2013/07/201374123247912933.html. Este cambio representa un duro golpe para los activistas de derechos humanos y las organizaciones de la sociedad civil que procuran justicia social, y que ya estaban siendo desafiados por la manipulación rutinaria del discurso sobre seguridad mundial para reprimir la disidencia a nivel nacional. Pero, si situamos este cambio en un contexto de causa y efecto, donde los levantamientos llevan a represiones, y las represiones llevan a levantamientos, entonces como sociedad civil tenemos motivos de esperanza. La limitación del espacio cívico y de los principios democráticos, incluso en lugares donde creíamos que eran democracias consolidadas, es una cuestión de preocupación constante, como comprobó el Monitor de CIVICUS, que usa una metodología participativa para evaluar el estado de las libertades civiles por todo el mundo.22. “Ratings Update October 2017,” CIVICUS, CIVICUS Monitor, October 2017, visitado el 12 de noviembre de 2017, https://monitor.civicus.org/Ratingsupdatesept17/. Pero estas tendencias también están movilizando la sociedad civil por todo el mundo. El cambio hacia el autoritarismo ya está produciendo fuerte reacciones. La marcha de mujeres en Washington y marchas asociadas a ella por todo el mundo tras la investidura del presidente de Estados Unidos (EE.UU.) Donald Trump en noviembre de 2016 quizá fue lo que recibió una mayor atención de los medios, pero varios movimientos nuevos y amplios están emergiendo en respuesta a los discursos políticos neofascistas, xenófobos y sexistas.33. “New Democratic Crisis”, in CIVICUS State of Civil Society Report, CIVICUS, 2017, visitado el 12 de noviembre de 2017, http://www.civicus.org/documents/reports-and-publications/SOCS/2017/year-in-review/new-democratic-crisis.pdf.
Muchas de las actuales restricciones de la sociedad civil son respuestas reactivas, a veces preventivas, a movilizaciones populares exitosas; un resultado triste e inesperado de la esperanza inicial de la llamada Primavera Árabe. Por supuesto, el patrón de causa y efecto no es la única causa subyacente de las crecientes limitaciones de las libertades civiles. Una combinación de líderes políticos divisivos y la continua sucesión de ataques terroristas han envalentonado a los extremistas religiosos e ideológicos de todo tipo a socavar la capacidad de la sociedad civil de promover los derechos de las comunidades LGBTI, las minorías étnicas y religiosas y las poblaciones de refugiados. El afianzamiento del fundamentalismo de mercado también ha contribuido a un entorno de creciente intolerancia entre las élites políticas y económicas hacia la sociedad civil, ocupada en exponer el alto nivel de corrupción y la destrucción medioambiental.
Además, aquellos que buscan restringir la sociedad civil están coordinando cada vez más sus esfuerzos de modo transfronterizo con el fin de socavar el marco internacional de derechos humanos. Las restricciones de la financiación internacional de la sociedad civil, el socavamiento de instituciones multilaterales, y el abandono de acuerdos internacionales utilizando argumentos endebles sobre la soberanía del Estado o la supuesta amenaza de terrorismo son todas ellas maneras en que poderosos intereses creados están intentando deshacer la cooperación y el progreso alcanzado en la promoción del discurso de derechos humanos. Estos factores han producido varios impulsores de restricciones de las libertades civiles, con frecuencia observables mundialmente. Pensamos en tres a los que vale la pena prestar atención.
Aunque hay un interés creciente entre los organismos de desarrollo y las grandes organizaciones no gubernamentales (ONG) internacionales de involucrar a las empresas en la solución de los problemas del mundo, incluyendo la implementación de la Agenda 2030, y una menor apreciación del impacto de las mega corporaciones y el fundamentalismo de mercado en el socavamiento de las libertades civiles.44. “10 Biggest Corporations Make More Money Than Most Countries in the World Combined,” Global Justice Now, 12 de septiembre de 2016, visitado el 12 de noviembre de 2017, http://www.globaljustice.org.uk/news/2016/sep/12/10-biggest-corporations-make-more-money-most-countries-world-combined. De hecho hay una tensión inherente entre la aceptación irreflexiva de las políticas neoliberales en los niveles más altos de la toma de decisiones nacionales e internacionales y su rechazo por parte de las personas comunes a nivel local enfrentando con frecuencia a actores de la sociedad civil trabajando en comunidades locales con poderosas empresas que tienen buenas conexiones políticas.
Las influencias del sector privado sobre la sociedad civil nacidas de la connivencia entre las élites políticas y económicas son particularmente evidentes en el área de la explotación de recursos naturales por las industrias extractivas y grandes empresas del agronegocio. Defensores locales, a menudo indígenas, se enfrentan a represalias por proteger los recursos naturales de la explotación externa. Por ejemplo, en Argentina, la desaparición del activista Santiago Maldonado ha desencadenado acusaciones de que las fuerzas de seguridad del gobierno están reprimiendo a ciudadanos para proteger intereses empresariales.55. Lucas Radicella, “Santiago Maldonado’s Death Overshadows Elections.” Al Jazeera, 22 de octubre de 2017, visitado el 12 de noviembre de 2017, http://www.aljazeera.com/news/2017/10/santiago-maldonados-death-overshadows-elections-171022103135489.html. Maldonado fue encontrado muerto en octubre de 2017 tras un enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad del gobierno y activistas por los derechos de los pueblos indígenas protestando contra la explotación de las tierras ancestrales de la comunidad Mapuche por parte de la empresa de moda Benetton. El asesinato de la premiada activista hondureña Berta Cáceres, que se opuso a un mega proyecto hídrico es símbolo de los desafíos que traspasan las fronteras mundiales Norte-Sur.66. Nina Lakhani, “Berta Caceres Court Papers Show Murder Suspects’ Links to US Trained Elite Troops.” The Guardian, 28 de febrero de 2017, visitado el 12 de noviembre de 2017, https://www.theguardian.com/world/2017/feb/28/berta-caceres-honduras-military-intelligence-us-trained-special-forces. En EE.UU., los manifestantes indígenas que se oponen al controvertido oleoducto Dakota Access por creer que destruiría sitios funerarios ancestrales y envenenaría su suministro de agua se han enfrentado a un montón de restricciones llevando a la Unión Estadounidense por los Derechos Civiles a salir en su defensa.77. “Standing with Standing Rock,” ACLU, 15 de enero de 2016, visitado el 12 de noviembre de 2017, https://www.aclu.org/issues/free-speech/rights-protesters/stand-standing-rock.
Como es evidente por lo señalado hasta ahora, los Estados no son los únicos constrictores del espacio cívico. En zonas conflictivas así como en otros entornos, los proponentes de ideologías extremas ven a la sociedad civil con su énfasis en la diversidad y cohesión social como un verdadero escollo para lograr sus objetivos. Los terroristas y las fuerzas políticas extremistas comparten el objetivo común de dividir a las sociedades mediante interpretaciones estrechas sobre la etnicidad o la religión. Culpan de los problemas contemporáneos a los grupos excluidos. La sociedad civil que opone resistencia a este divisionismo es tildada indistintamente de antagónico a valores religiosos, nacionales o culturales supuestamente compartidos. En Europa, los grupos de la sociedad civil que trabajan por los derechos de las poblaciones de refugiados y migrantes se están enfrentando a una reacción violenta.88. “France: The Harassment of Cédric Herrou, Defender of Migrants’ Rights, Must End,” FIDH, 4 de septiembre de 2017, visitado el 12 de noviembre de 2017, https://www.fidh.org/en/issues/human-rights-defenders/france-the-harassment-of-cedric-herrou-defender-of-migrants-rights. En muchas partes de Asia occidental, los defensores de los derechos de las mujeres han sido atacados por grupos armados intentando imponer doctrinas religiosas puritanas en las poblaciones por medio de la fuerza, acusando a la búsqueda de igualdad de género de ser una construcción occidental. Por ejemplo, en Afganistán, los talibanes han asesinado a varios activistas de derechos de la mujer y forzado a otros a huir a sus casas para estar seguros.99. Sune Engel Rasmussen, “Afghanistan’s Women Risk Their Lives to Demand Equal Rights and Protection.” The Guardian, 25 de noviembre de 2015, visitado el 12 de noviembre de 2017, https://www.theguardian.com/global-development/2015/nov/25/afghanistan-women-risk-lives-demand-equal-rights-protection.
En Asia del Sur, el asesinato del periodista indio, Gauri Lankesh, un destacado critico de las acciones de los extremistas hindúes de derecha, evoca los retos a los que se enfrentan los blogueros y periodistas de la región por enfrentarse a la imposición de costumbres religiosas y culturales de mente cerrada.1010. Karnika Kohli, “Gauri Lankesh Assassination: How the Right Wing Is Trying to Spin the Narrative.” The Wire, 7 de septiembre de 2017, visitado el 12 de noviembre de 2017, https://thewire.in/174542/gauri-lankesh-assassination-right-wing/. En África, los evangelistas religiosos con vínculos transcontinentales han incitado la homofobia y ataques a las organizaciones y a activistas que defienden los derechos de las personas LGBTI.1111. Rev Kapya Kaoma, “US Christian Right and the Attacks on Gays in Africa.” Huffington Post, 2009, visitado el 12 de noviembre de 2017, https://www.huffingtonpost.com/rev-kapya-kaoma/the-us-christian-right-an_b_387642.html.
Mientras que la atención de los medios globales y la sociedad civil se ha enfocado en la degradación de las libertades civiles debido a la emergencia de políticas “neofascistas” en las democracias (p.ej. Brasil, Hungría, India, Filipinas, Polonia, EE.UU., etc.), “hombres fuertes” y regímenes despóticos en varios países se han envalentonado en el actual clima de retroceso del internacionalismo para consolidar su poder manipulando procesos electorales y los límites constitucionales de mandato (p.ej. Angola, Burundi, Camboya, República Democrática del Congo, Ruanda, Turquía, Uganda, Zimbabue, etc.). Desde Rusia hasta Turquía y hasta Venezuela, hay una batalla en curso para silenciar aquellos que le dicen “la verdad al poder”, en la cual la represión contra aquellos que hablan el lenguaje de los derechos humanos es la norma en vez de la excepción. Cabe destacar por ejemplo, justo después de que el presidente de los EE.UU. Donald Trump, un oponente visceral de los medios independientes, visitase Arabia Saudí, el cuarteto alineado de Bahréin, Egipto, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos bloquearon a Qatar con el fin de que silencie la red de noticias de Al Jazeera, entre otras cosas.1212. Marwan Bishara, “What is the GCC-Qatar Showdown Really About?.” Al Jazeera, 26 de junio de 2017, visitado el 12 de noviembre de 2017, http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2017/06/qatar-gcc-crisis-reasons-170625140544893.html. La sección inglesa de Al Jazeera apoyada por los qataríes proporciona con frecuencia una plataforma para la sociedad civil donde señalar los abusos de derechos humanos y promover discursos alternativos.
Estos acontecimientos, coincidiendo con la aparición y crecimiento de China como superpotencia mundial, están contribuyendo a un retroceso espectacular del marco internacional de los derechos humanos. El modelo de desarrollo chino, con su énfasis en el crecimiento económico y la supresión de las libertades civiles y políticas ha proporcionado tanto un modelo como una vital ayuda a muchos regímenes autoritarios que de otro modo no hubiesen sido tolerados por la comunidad internacional. Con la falta de transparencia en torno a la política exterior china se hace difícil identificar su impacto; los documentos gubernamentales chinos oficiales han indicado una falta de compromiso con los valores democráticos y los derechos humanos, que los observadores externos han descrito como característicos de las incursiones del desarrollo chino hasta ahora. Por ejemplo, un “Libro blanco” de la política exterior del gobierno chino de 2016 mencionó el desarrollo pero no hizo ninguna mención de la “democracia, libertad personal y derechos humanos”.1313. Jared Ferrie, “If Trump’s America Shrinks Humanitarian Support, Will China Fill the Void?.” Irin News, 5 de diciembre de 2016, visitado el 12 de noviembre de 2017, https://www.irinnews.org/analysis/2016/12/05/if-trump-s-america-shrinks-humanitarian-support-will-china-fill-void. Seguramente, el dominio económico de China es un factor agravante en la reducción del impacto de los gobiernos democráticos y de occidente en general en la promoción de los derechos humanos y la participación en el Sur Global. Sin embargo, debe señalarse también que mientras los donantes occidentales son aparentemente mucho más favorables a los derechos humanos y las libertades democráticas, siguen habiendo puntos ciegos en sus prioridades geopolíticas estratégicas. Por ejemplo, Human Rights Watch ha informado que la Unión Europea no ha supervisado el uso indebido por parte de Etiopía de la ayuda recibida para el desarrollo, que dicen ha ayudado a aumentar la “capacidad represiva del gobierno.”1414. “Human Rights Watch Statement to the European Parliament,” Human Rights Watch, 12 de octubre de 2017, visitado el 12 de noviembre de 2017, https://www.hrw.org/news/2016/10/13/human-rights-watch-statement-european-parliament.
Todo esto podría socavar ciertas victorias clave, logradas por la sociedad civil a nivel internacional, incluyendo las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la protección de los defensores de derechos humanos y el establecimiento de un representante especial de la ONU para informar sobre represalias contra miembros de la sociedad civil que participan de foros multilaterales. Muchos en la sociedad civil están cuestionando el valor de la colaboración con mecanismos internacionales cuando se ha conseguido tan poco impacto positivo sobre el terreno. No obstante, una retirada del escenario internacional sería equivalente a abandonar lo que se ha logrado, aunque sea imperfecto, en relación a las libertades civiles y la participación de la sociedad civil. A pesar de sus desafíos, procesos como el examen periódico universal de la ONU o procedimientos para registrar reclamaciones con los expertos especiales de la ONU ofrecen caminos importantes para realizar derechos y señalar abusos.
Como escribimos en la 20ª edición de aniversario de la Revista Sur en 2014,1515. Dhananjayan Sriskandarajah y Mandeep Tiwana, “Towards a Multipolar Civil Society,” Sur Journal 11, no. 20 (June 2014): 511-17, visitado el 12 de noviembre de 2017, http://www.conectas.org/en/actions/sur-journal/issue/20/1007383-towards-a-multipolar-civil-society. hubo (y sigue habiendo) necesidad de amplificar y escuchar las voces de la sociedad civil del Sur Global en los discursos mundiales sobre derechos humanos. Lo mismo ha de decirse sobre el espacio cívico y, sin duda, es muy importante encontrar maneras de fortalecer los actores locales. Aquí también vemos tres temas que merecen atención.
En una era de vínculos crecientes entre las organizaciones de la sociedad civil (OSC) orientadas a los derechos y la comunidad donante/filantrópica, la financiación se ha convertido en un área clave de cuestionamiento. El Informe sobre el Estado de la Sociedad Civil 2015 de CIVICUS1616. “State of Civil Society Report,” CIVICUS, 2015, visitado el 12 de noviembre de 2017, http://www.civicus.org/images/StateOfCivilSocietyFullReport2015.pdf. señaló que solo una ínfima parte de la ayuda al desarrollo va de hecho directamente a la sociedad civil en el Sur Global. Al mismo tiempo, incontables gobiernos han buscado limitar o interferir en la financiación internacional de la sociedad civil mediante un montón de leyes y prácticas restrictivas que están bien documentadas. Pero incluso cuando estos factores no están desempeñando un papel principal, prioridades volubles de los donantes y una deferencia excesiva a los caprichos de los gobiernos han creado una situación en la que varias organizaciones pequeñas se están retirando, mientras las más grandes, más expertas en marketing y en cumplir los sofisticados requerimientos contables y financieros de los donantes, se están expandiendo. Por ejemplo, una organización dirigida por refugiados sirios en Turquía dice que está teniendo dificultades para acceder a la financiación internacional a pesar de tener mucho más conocimiento local pertinente que las organizaciones internacionales que atraen a donantes a nivel mundial.1717. Lyndal Rowlands, “Supporting Local Organisations: A Syrian Perspective.” IPS News, 10 de febrero de 2017, visitado el 12 de noviembre de 2017, www.ipsnews.net/2017/02/supporting-local-organisations-a-syrian-perspective. El informe de 2016 del Grupo de Alto Nivel sobre Financiación Humanitaria del Secretario General de la ONU1818. Nota: el coautor de este artículo, Dhananjayan Sriskandarajah, era miembro del grupo. “High-Level Panel on Humanitarian Financing Report to the Secretary-General: Too Important to Fail - Addressing the Humanitarian Financing Gap,” ReliefWeb, 17 de enero de 2016, visitado el 12 de noviembre de 2017, https://reliefweb.int/report/world/high-level-panel-humanitarian-financing-report-secretary-general-too-important-fail. informó que en 2016 solo un 0,2 % de la financiación humanitaria fue para organizaciones locales.
Las OSC internacionales a menudo absorben recursos que podrían haberse destinado a organizaciones más pequeñas pero igual de eficaces. Tristemente, si esta tendencia continúa, el aspecto de la sociedad civil organizada comenzará a parecerse al mercado, donde grandes franquicias desbancan a empresas de propietarios y arraigo locales. Los donantes internacionales deben tomar en consideración que sus trámites burocráticos pueden excluir a organizaciones que están enraizadas en las comunidades, poseen conocimientos locales y tienen gastos de funcionamiento significativamente menores que las grandes organizaciones con sofisticadas cadenas logísticas.
Por todo el mundo, la legitimidad de muchas formaciones organizadas de la sociedad civil está siendo cuestionada desde varios frentes, desde políticos demonizándolas como grupos con intereses especiales desconectados, hasta movimientos sociales que ven a las OSC tradicionales como arcaicas en el mejor de los casos y cooptadas en el peor. Además, es improbable que los modos habituales en los que las OSC demuestran su rendición de cuentas, es decir, mediante el cumplimiento con los requisitos reglamentarios e informes a los donantes, sean suficiente para convencer a los políticos y públicos escépticos. “La habilidad de hacer bien las cuentas no debería confundirse con la rendición de cuentas”, según lo expresa un activista hindú. “La habilidad de hacer bien las cuentas” se refiere a la rendición de cuentas con el fin de marcar una casilla. También puede entenderse como la rendición de cuentas impuesta externamente. Aunque esto tiene su lugar especialmente en temas de cumplimiento de la legislación, sólo será mediante la construcción de mejores conexiones y siendo más receptivas con las comunidades a las que afirman servir que las OSC serán capaces de establecer una defensa robusta contra los ataques políticos que sufren.
Ir “más allá de la habilidad de hacer bien las cuentas” se refiere a alcanzar una comprensión más profunda de la lógica detrás de lo que hacemos como sociedad civil. Conlleva apertura y transparencia, no para marcar una casilla, sino porque son clave para conseguir un cambio significativo. Esto puede incluir cosas como toma de decisiones centradas en la gente, adaptación en tiempo real a las necesidades de las partes implicadas, y nutrir la siguiente generación de impulsores del cambio social. Esta forma de rendición de cuentas no consiste únicamente en informes sobres la financiación y transparencia con los donantes sino también en un diálogo significativo con las comunidades y partes implicadas, y prestando atención a las consecuencias generales para orientar los procesos organizativos de toma de decisiones.
Una respuesta global, energética, dirigida por la sociedad civil, es necesaria para contrarrestar los ataques a las libertades civiles. Muchos han hecho un buen trabajo en garantizar que la realidad del cierre del espacio cívico esté a la vista de la comunidad internacional, pero los esfuerzos para luchar contra las restricciones han sido a menudo redundantes y descoordinados, y muy pocas veces parecen tener un impacto positivo en los debates políticos nacionales sobre el papel de la sociedad civil. En demasiados países, aquellos que se oponen a la sociedad civil son capaces de salirse con la suya acusando maliciosamente de traidores, desconectados, corruptos y en el bolsillo de financiadores extranjeros a los que desafían su poder. Además, la sociedad civil debe explorar nuevas formas de comunicar el valor que tiene y de argumentar a favor de la protección de las libertades civiles a los públicos mundiales. Debemos dejar claro que la garantía de los derechos de la sociedad civil es una parte esencial de la defensa de la democracia. Para conseguirlo, debemos formar y trabajar en alianzas progresistas, uniendo a masas sustanciales de ciudadanos y conectando a las OSC clásicas, movimientos de protesta, periodistas, sindicatos, grupos juveniles, empresas sociales, plataformas artísticas y a muchas otras partes del universo de la sociedad civil. Necesitamos proporcionar las plataformas y liderazgo necesarios para unir una gama tan diversa de partes de la sociedad civil a nivel regional y mundial, con el fin de lograr victorias a corto y largo plazo en la recuperación de espacios civiles a nivel nacional, así como gestar nuevas formas de resistencia y organización.
Un espacio cívico robusto solo puede existir dentro de una democracia efectiva, y por tanto la salvaguarda de la sociedad civil también conlleva concebir modelos más participativos de democracia, con las personas en el centro. Visto de esta manera, el desafío global no es uno técnico, a corto plazo, consistente en frenar los ataques al espacio cívico, sino uno político a largo plazo para reinventar un paisaje más participativo donde las contribuciones de la sociedad civil sean celebradas y prospere una democracia sustantiva.
Al hacerlo, nosotros en la sociedad civil necesitamos cuestionar el impulso divisorio “el ganador se queda con todo” de la democracia electoral y reforzarlo con el punto de apoyo inclusivo de la democracia constitucional. La democracia electoral esencialmente separa a la gente con líneas de partidos según la ideología y las reivindicaciones. Los populistas del mundo interpretan sus mandatos electorales como señal para ignorar las opiniones de aquellos que no votaron o no están de acuerdo con ellos. El constitucionalismo, por otro lado, impone responsabilidades en los líderes escogidos de respetar las opiniones de las minorías y procurar políticas inclusivas como las que la sociedad civil apoya. Hay mucho por hacer para reforzar las instituciones democráticas con sus inherentes controles y contrapesos para proteger a los grupos subalternos de la “tiranía” del populismo de derechas.
Mientras leemos estas líneas, se están librando muchas luchas con movilizaciones del público en muchas partes del mundo para crear sociedades mejores. En Rumanía, cientos de miles de personas que tomaron las calles a comienzos del 2017 para protestar contra la corrupción del gobierno forzaron al primer ministro a revocar órdenes de emergencia que habrían reducido las penas y castigos para los políticos condenados por corrupción.1919. Rick Lyman and Kate Gillet, “Romania Reverses Decision to Weaken Corruption Law.” The New York Times, 4 de febrero de 2017, visitado el 12 de noviembre de 2017, https://www.nytimes.com/2017/02/04/world/europe/romania-protests-corruption.html. En Polonia, los defensores de los derechos de las mujeres fueron capaces de frenar una regresiva ley antiaborto que habría dejado a las mujeres sin ninguna agencia que trate sus derechos sexuales y reproductivos.2020. Robert Tait, “Thousands Protest Against Stricter Abortion Law in Poland.” The Guardian, 18 de septiembre de 2016, visitado el 12 de noviembre de 2017, https://www.theguardian.com/world/2016/sep/18/thousands-protest-against-proposed-stricter-abortion-law-in-poland. En Corea del Sur, las manifestaciones masivas contribuyeron a la destitución del presidente conservador Park Geun-hye que había sido un firme proponente de reducir los derechos laborales.2121. Sook Jong Lee, “A Democratic Breakthrough in South Korea.” Carnegie Endowment, 24 de marzo de 2017, visitado el 12 de noviembre de 2017, http://carnegieendowment.org/2017/03/24/democratic-breakthrough-in-south-korea-pub-68394. En Gambia, la sociedad civil logró movilizar a la comunidad regional e internacional para presionar al líder dictatorial Yahyeh Jammeh – quien prometió una vez colgar a los defensores de derechos humanos, – a que respete el veredicto popular y transfiera el cargo.2222. “The Gambia: Time to Respect the Will of Gambians,” CIVICUS, 17 de enero de 2017, visitado el 12 de noviembre de 2017, http://www.civicus.org/index.php/media-resources/media-releases/2712-the-gambia-time-to-respect-the-will-of-gambians.
Además, los logros alcanzados a nivel internacional gracias a la adopción de los compromisos de la Agenda 2030 sobre la protección de derechos fundamentales y la promoción de colaboraciones con la sociedad civil son oportunidades para la sociedad civil organizada de informar sobre la actuación de los Estados en el espacio cívico a nivel internacional y mantener diálogos sobre la participación de la sociedad civil en la toma de decisiones a nivel nacional.
Así pues, no todas las causas subyacentes de la actual crisis democrática mundial apuntan a señales de que la sociedad civil está en declive o acepta una narrativa de desempoderamiento. Somos bastantes personas las que estamos luchando por un mundo justo, inclusivo y sostenible, llevando la lucha a las calles, a las salas de prensa y a los tribunales.