Editora ejecutiva de Sur | Revista Internacional de Derechos Humanos
Editora invitada
Producir una edición de Sur sobre defensoras y defensores de derechos humanos en medio de la crisis global de salud pública causada por el nuevo coronavirus fue un desafío para Conectas. Los efectos de la pandemia en términos de violaciones de derechos y libertades, sumados a los equívocos estatales en su enfrentamiento, hicieron aún más difícil la situación de las personas que actúan en defensa de los derechos en todo el mundo y, por consiguiente, se ha vuelto mayor el reto de abordar el tema.
En su último informe, Michel Forst, ex Relator Especial de la ONU sobre defensoras y defensores, expresa una preocupación que fuera constante en su mandato: el abismo entre el rol fundamental de las personas defensoras en la conquista de derechos civiles, económicos, sociales y políticos y la manera como son tratadas, atacadas y perseguidas.11. Informe completo: Michel Forst, “Defender y proteger a las personas defensoras de derechos humanos: logros, aprendizajes y perspectivas.” Protecting Defenders, mayo de 2020, visitado el 12 de agosto de 2020, https://www.protecting-defenders.org/sites/protecting-defenders.org/files/V-ES-0527.pdf. Las organizaciones internacionales de derechos humanos usan toda su expertise en esta dirección: poner de manifiesto la relevancia y urgencia de ese trabajo. No obstante, los números de las violaciones son alarmantes y las situaciones, dramáticamente precarias,22. Ver: “¿Enemigos del Estado? De cómo los gobiernos y las empresas silencian a las personas defensoras”, Global Witness, 30 de julio de 2019, visitado el 24 de julio de 2020, https://www.globalwitness.org/en/campaigns/environmental-activists/enemigos-del-estado/; FLD: “Dispatches: informes desde la línea del frente,” Front Line Defenders, 2019, visitado el 14 de agosto de 2020, https://www.frontlinedefenders.org/sites/default/files/dispatches_2019_spanish_hybrid.pdf. lo cual justifica la necesidad de alentar al movimiento de derechos humanos en su multiplicidad de expresiones y actuaciones.
Desde el principio, el objetivo de esta Sur 30 fue mirar a las defensoras y defensores desde una perspectiva que no fuera aquella basada en número de muertes, riesgos y amenazas, o de la descripción de los espacios democráticos cada vez más cerrados que componen el día a día de las personas defensoras alrededor del mundo. Teniendo el cuidado de no minimizar una realidad de extrema desigualdad y violencia, ni romantizar un trabajo generalmente realizado en condiciones en las cuales la vida de defensores y defensoras está en jaque, nuestro deseo fue poner el foco en sus rostros y sus trayectorias, celebrar sus conquistas sin renunciar a pensar en una agenda urgente para asegurar su bienestar y protección.
La propia categoría “defensora/defensor” se ha puesto en cuestión y muchas veces se la ha resignificado en los distintos relatos que integran esta edición. No todas las personas que defienden la vida, buscan justicia o denuncian violaciones de derechos se reconocen como defensoras y/o usufructúan de los derechos que detentan. La nomenclatura carga con una formalidad institucional –incluso de lenguaje– que pretende referirse a un ejercicio mucho más antiguo y diverso que aquello que la propia declaración de la ONU (1998) sobre defensoras y defensores logra abarcar.
En esta edición, por lo tanto, nuestras lectoras y lectores encontrarán potentes historias de individuos, colectividades, organizaciones y movimientos que configuran el amplio espectro de la lucha por derechos humanos. La cantidad de personas y situaciones que hemos logrado reunir, al igual que el alcance geográfico de las contribuciones (15 países), responden a nuestro esfuerzo por seguir siendo un espacio de convergencia de voces del Sur global y a nuestro propósito constante de hacerlas resonar a través de lenguajes y formatos variados y accesibles. Las infografías en esta edición son un ejemplo de ese intento. Por otra parte, el proceso editorial de una revista que se pretende plural y diversificada se ha vuelto aún más desafiador en el contexto de las limitaciones de distintos órdenes que se han impuesto a nuestro equipo y a los propios autores en función de las medidas de aislamiento social resultantes de la pandemia en curso. En este sentido, cabe señalar que las herramientas de comunicación instantánea han sido importantes aliadas en el diálogo e intercambio 100% remotos con las y los protagonistas de esta Sur.
Es importante mencionar, además, que el uso de un lenguaje más inclusivo en las versiones en portugués y español ha sido un desafío constante, pero un compromiso necesario asumido por el equipo editorial durante todo el proceso de elaboración de la Sur 30. Con ello, esperamos que todas y todos se sientan incluidas e incluidos en las lecturas aquí presentadas, así como en las ediciones futuras de la revista.
Aprovechamos igualmente esta oportunidad de diálogo directo con nuestras lectoras y lectores para reafirmar el compromiso antirracista de la Revista Sur y con las políticas afirmativas adoptadas a partir de este número, incluyendo, por ejemplo, la participación de más profesionales negros en nuestra plantilla de colaboradores externos.
Las personas defienden los derechos humanos incluso desde antes que estos existan en el papel, y desde antes que alguien las denomine o reconozca como tal. Las luchas ancestrales en defensa de la tierra y por el reconocimiento del derecho de los pueblos indígenas, el combate histórico contra el racismo y la incansable reivindicación de la libertad de las mujeres en su diversidad están presentes en los relatos de esta primera sección. En una potente entrevista, Angela Amanakwa Kaxuyana (Brasil), líder indígena del estado de Pará, vincula su militancia a una larga trayectoria de defensa del territorio de los pueblos originarios en Brasil, denunciando con vehemencia los efectos de la colonización y el papel sumamente negativo del Estado, particularmente del gobierno Bolsonaro, en la profundización de las violaciones cometidas contra esos pueblos. Juan Carlos Chindicué (Colombia), integrante de la Guardia Indígena Nacional, narra su recorrido, desde el reconocimiento de su propia ancestralidad hasta su actuación por la defensa de la vida y del territorio, en un contexto urbano. En ambos textos, se evidencian no solo una tradición de resistencia sino también la explicitación de importantes diferencias entre la cosmovisión indígena, sistemáticamente negada o ignorada, y una concepción occidental del derecho y de la justicia. Erika González (Colombia), con su proyecto cinematográfico documental aún en marcha, apunta a sensibilizar un público amplio sobre la lucha de las mujeres defensoras del medio ambiente en América Latina.
En un diálogo entre Luiz Franco y Iêda Leal (Brasil), el racismo estructural, herencia del período esclavista, se enuncia como la principal barrera enfrentada por activistas negras y negros hasta los días de hoy. Para Iêda, la defensa de los derechos es una cuestión de supervivencia en un país con números absurdos de letalidad, cuyo principal blanco es la población joven, negra y periférica.
La activista lesbiana Indyra Mendoza (Honduras) nos cuenta de su jornada de lucha por los derechos LGBTQI+ en uno de los países más peligrosos del mundo para esta población. Comprobando la noción debatida en esta edición de Sur de que el activismo no es la característica única y absoluta en la vida de esas personas, en el caso de Indyra, ella es también coleccionadora de monedas y escritora de cuentos infantiles.
Las mujeres, en general, constituyen uno de los principales grupos de riesgo en todo el mundo. Ya sea en función de los altos flujos migratorios, contextos de conflicto y postconflicto, o incluso por vivir en espacios cívicos cerrados, las mujeres que luchan por sus derechos son blanco de violencia y persecución. A pesar de ello, son también importantes agentes de transformación e incansables en la búsqueda de nuevas maneras de burlar al patriarcado en sus múltiples caras.
El protagonismo femenino en la lucha por derechos es ampliamente retratado en el texto de la joven activista Ashvini Rae (India/Inglaterra) y en la entrevista realizada por el Centro de Informaciones de Rojava (RIC) con Ilham Omer y Bahiya Murad (Siria), fundadora de Mala Jin (Casa de las Mujeres) en la región de Jazira, al norte y este de Siria. En el caso de Ashvini, ella relata la experiencia de las defensoras de los derechos humanos en la India con las redes sociales, frente al ambiguo papel de esos medios, que facilitan proceso de articulación y movilización al tiempo que crean posibilidades de nuevas formas de violencia y acoso on-line. La Casa de las Mujeres en Siria, por su parte, es un claro ejemplo de organización y activismo comunitario femenino en un contexto de extrema violencia y represión para las mujeres. Priorizando el diálogo y la reconciliación como método, esas mujeres enfrentan con coraje situaciones adversas que son resultado de la tradición política y religiosa de su país.
Tras 20 años de la declaración sobre las defensoras y los defensores de los derechos humanos, los desafíos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para promover y garantizar los derechos de las personas defensoras alrededor del mundo siguen siendo enormes. Es lo que muestra el último informe de Michel Forst (Francia), y lo que aparece en la entrevista concedida a Sur por Mary Lawlor (Australia), la recién electa Relatora Especial de la ONU para la situación de las defensoras y los defensores. Mary afirma la necesidad constante de reconocimiento y legitimidad del trabajo de las defensoras y los defensores y manifiesta su preocupación por los efectos de la pandemia del coronavirus en el cotidiano de esas personas, los cambios acarreados por el trabajo on-line y los nuevos riesgos respecto a la seguridad digital.
Específicamente sobre este tema, tenemos la contribución de Juan Pablo Bohoslavsky (Argentina) con un texto que, pese a estar fuera del dossier temático, trae una importante evaluación del impacto de la pandemia de Covid-19 sobre la economía global y los derechos humanos al criticar el abordaje de la “economía en primer lugar” que muchos gobiernos han promovido durante la pandemia.
Además de las personas defensoras y sus luchas, coexisten las organizaciones que dedican su trabajo a la investigación, producción de datos, elaboración de informes, así como a la creación de herramientas y estrategias para visibilizar y defender la vida de quien actúa en pro de los derechos humanos. El bloque que sigue contiene contribuciones institucionales sobre la situación global de defensoras y defensores, los contextos en los cuales esas personas están insertas y el monitoreo de las partes involucradas –Estado, empresas y sociedad civil–, presentando algunos valiosos resultados y señalando los retos que todavía existen en el camino de la defensa de los derechos.
Ali Hines (Reino Unido) describe la grave situación de las defensoras y los defensores de los derechos humanos con foco en la defensa de la tierra y el medio ambiente, a partir de los alarmantes datos del informe anual de Global Witness. El choque de intereses con el sector privado es mencionado como la principal razón de la pérdida de vidas de activistas en todo el mundo. Ante tal escenario, Hines destaca la importancia de la responsabilización de las empresas respecto a los derechos e intereses económicos, sociales y de salud de las comunidades locales allí donde desarrollan sus actividades.
Marianna Belalba Barreto (Venezuela) y Debora Leão (Brasil) llaman la atención hacia el hecho de que 2019 fue un año de intensa represión, pero también de acción colectiva de defensoras y defensores. Inspirado en los datos de la herramienta CIVICUS Monitor33. CIVICUS Monitor, Homepage, 2020, visitado el 14 de agosto de 2020, https://monitor.civicus.org/. y presentando las tendencias globales de actores estatales y no estatales para restringir el trabajo de las defensoras y los defensores por el mundo, el texto plasma un esfuerzo por reconocer, celebrar y aprender con las historias de personas que actúan en defensa de los derechos humanos al incluir casos y nombres concretos de esas conquistas en varios países.
En el texto de Madeleine Sinclair (Estados Unidos), el estudio del International Service for Human Rights (ISHR) sobre el impacto de las intimidaciones sobre las personas defensoras en el involucramiento con el sistema ONU es una importante herramienta para ayudar en la toma de decisión por parte de defensoras y defensores sobre los riesgos que asumen, como así también en la responsabilización de los Estados por cualquier forma de intimidación.
Finalmente, Todd Howland, Shelby Ankrom, Gonxhe Kandri, Paul Olubayo, Hannah Shireman, Allison Strong-Martin y Amelia Shindelar, de la Universidad de Minnesota (Estado Unidos), presentan, con base en conocimientos académicos y prácticos, el “Método Minnesota para el Cambio en Derechos Humanos”, cuyo objetivo es auxiliar a defensoras y defensores de derechos humanos a desarrollar estrategias de cambio con buenas chances de éxito.
Una perspectiva institucional diferente está presente en el estimulante texto de Julia Neiva (Brasil) y Amanda Romero (Colombia). Basadas en sus experiencias como mujeres vinculadas a organizaciones que lidian con el impacto de las empresas en los derechos humanos, las autoras narran las dificultades y el dilema ético presentes en el desempeño de su trabajo. Conscientes de la relación ambigua y de las contradicciones implicadas en la relación empresa-derechos humanos, y enfrentando críticas tanto por parte de las organizaciones de víctimas como de las propias empresas, ellas no dejan de creer en las potencialidades de su trabajo.
Mantenerse vivas y seguras es el principal objetivo de las personas que defienden derechos humanos hoy. Una tarea que cobra complejidad de acuerdo con elementos como contexto geográfico, color de piel, nacionalidad, religión, género y orientación sexual, entre otros multiplicadores de opresión. Esa no es una tarea fácil para las personas comprometidas con la defensa de los derechos, puesto que, en general, ponen en primer lugar las causas que defienden. Como respuesta a esa tendencia y sus efectos negativos para las defensoras y los defensores, en los últimos años se han hecho esfuerzos por reivindicar el cuidado y el autocuidado como derecho y como prácticas imprescindibles dentro del movimiento. Sobre ese tema, contamos con dos propuestas inspiradas en el potente texto publicado en la Sur 26, “El autocuidado como estrategia política”.44. Ana María Hernández Cárdenas y Nallely Guadalupe Tello Méndez, “El autocuidado como estrategia política”, Revista Sur 14, no. 26 (2017): 174.
Simone Cruz (Brasil) y Jelena Dordevic (Servia), a partir de experiencias concretas –feministas y mujeres no blancas en Brasil– destacan la importancia de pensar la sostenibilidad de la protección de las mujeres defensoras en el largo plazo, teniendo en cuenta las maneras por las cuales las desigualdades de raza y género operan para impedir que las mujeres vivan libres de violencia. Para Lisa Chamberlain (Sudáfrica), es necesario pasar del autocuidado al cuidado colectivo. Ella afirma, además que este último es más eficaz cuando se institucionaliza. Tal cambio implica un abordaje institucional comprometido con el concepto de cuidado en todo su alcance.
Una trayectoria interesante es la de Oren Yakobovich (Israel), emprendedor social y ex militar con años de experiencia en la implementación de estrategias de resistencia, documentación de violaciones de derechos humanos y gestión de protocolos de seguridad para defensoras y defensores en sitios como Cisjordania y Camboya. Para Oren, el desafío constante de la protección es saber usar conocimientos ancestrales (incluso bélicos) para implementar estrategias nuevas y amplias que capaciten a la sociedad civil y la vuelvan más eficiente.
El impactante texto de Íbis Silva Pereira (Brasil), más conocido como Coronel Íbis, con su mirada crítica sobre su propia experiencia en la Policía Militar de Río de Janeiro, nos recuerda los aliados improbables en la lucha por los derechos humanos. En una narrativa que mezcla una veta poética con pensamiento político crítico y esperanza, Coronel Íbis nos comparte su sueño de una policía más humana y comprometida con la defensa de los derechos humanos, a contramano del cotidiano de la seguridad pública brasileña.
Justamente pensando en contrariar expectativas, las palabras “gracioso” y “divertido”, en una visión más inmediata, parecen estar fuera del léxico común de la defensa de derechos. No es que estén ausentes del cotidiano de defensoras y defensores, que, pese a todo, logran sonreír, relajarse y divertirse en medio de las peores coyunturas. Pero seguramente esos adjetivos no forman parte del lenguaje tradicional del movimiento, ni tampoco de los documentos e informes oficiales. Defender derechos no es fácil, no es seguro, no es tranquilo. ¿Cómo, entonces, usar el humor en la lucha por derechos? En un fascinante aporte a Sur, Ishtar Lakhani (Sudáfrica), que aboga por el activismo creativo en la lucha por los derechos de las profesionales del sexo en su país, comparte su historia y las motivaciones que la condujeron por el camino de la justicia social desde muy joven. Por medio de un proceso de autoconocimiento y pasión política, ella descubre el poder milagroso de la gracia y del humor como vehículo ideal para transmitir mensajes sobre derechos humanos.
PerifaConnection (Brasil) es un colectivo de activismo de periferia formado por cinco jóvenes negros de Río de Janeiro (Raull Santiago, Nina da Hora, Salvino Oliveira, Wesley Teixeira e Jefferson Barbosa) que, a partir de distintas experiencias de vida, de lucha y hasta de vínculo religioso, convergen en ser defensores desde y para las periferias. Potencia y protagonismo negro son palabras importantes en la trayectoria de esos jóvenes, que se convierten en ejemplos del activismo mediático brasileño y que han logrado fortalecer crecientemente una red de actuación nacional.
Para la sección de Piezas Artísticas de esta Sur 30, la opción de incluir obras y proyectos con una narrativa común fue estimulada por la primera propuesta que recibimos a través del call for papers. A partir de entonces, en los cruces entre diálogo e investigación, el equipo encontró un elemento que, simbólicamente, se relaciona con los ejes temáticos de esta edición: celebración y protección por medio de la costura y tesitura de diferentes narrativas, perspectivas y subjetividades. Así, llegamos a tres proyectos/artistas/expresiones culturales que, cada una a su manera, representan formas artísticas, sensibles y colaborativas de defensa de los derechos humanos mediante el trabajo manual de costuras y bordados, con el especial protagonismo de las mujeres.
Retirada del archivo del proyecto “Navegando riesgo, gestionando seguridad y recibiendo apoyo”, de la Universidad de York, la imagen de una colcha de retazos de colores nos llamó la atención e ilustra a portada de esta Sur 30. El proyecto, aquí presentado en el texto de Alice Nah y Juliana Mensah (Reino Unido), enfoca experiencias de defensoras y defensores de derechos humanos de Colombia, México, Egipto, Kenia e Indonesia a partir de historias sobre seguridad y protección por medio de poemas, películas, dibujos, música, etc. Rosa Borrás (México), una de las artistas participantes del proyecto, cedió para el uso en la identidad visual y en la galería de arte de la revista imágenes de la colcha que ella produjo con pedazos de ropas de defensoras y defensores y relatos poetizados por Juliana.
La técnica chilena de costura de las arpilleras se ha utilizado en distintos países, especialmente en América del Sur, como forma de retratar, por medio de bordados, denuncias de abusos de derechos humanos, violencias, traumas y también resistencias a partir de la asunción de la voz y de la expresión visual de esas historias. Dos grupos de bordadoras chilenas – Bordadoras en Resistencia y las bordadoras de Coyhaique (Chile) – compartieron sus historias personales y de lucha colectiva (que hemos transformado en un perfil), así como algunas imágenes de sus principales obras y del proceso de esa bella y potente forma de activismo textil.
Por último, presentamos la artista visual Mônica Nador (Brasil), fundadora del Jardim Miriam Arte Clube (JAMAC), espacio cultural localizado en la periferia de São Paulo, adonde se fue a residir para actuar directamente con la comunidad local. El trabajo de Mônica incluye el aprovechamiento de historias individuales en talleres y proyectos colectivos, desmitificando la idea de que el “arte” no es para todo el mundo. En entrevista a Sur, la artista habla del derecho a la cultura y detalla proyectos antiguos y recientes en su trayectoria.
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Conectas quisiera enfatizar que esta edición de la Revista Sur fue posible con el apoyo de la Mott Foundation. Queremos agradecer, además, a Open Society Foundations, Oak Foundation, Sigrid Rausing Trust, al igual que a los donantes individuales que apoyan institucionalmente el trabajo de la organización.
Agradecemos, igualmente, a las siguientes personas que nos han ayudado en esta edición: Adriana Guimarães, Arianne van Andel, Barney Whiteoak, Bruno Gomes de Oliveira, Carlos José Beltrán Acero, Celina Lagrutta, Claudia Sander, Fernando Campos Leza, Fernando Sciré, Humberto Ramos de Oliveira Junior, Jane do Carmo, Jeff Nascimento, Júlia Neiva, Karen Lang, Letícia Coelho, Lucas Gomes, Luis Misiara, Luiz Henrique Cavalcante, Maria Bitarello, Mariana Giorgetti Valente, Morgan Faske, Naiade Rufino Silva, Pâmela Almeida, Pedro Maia Soares, Raquel Lima Catalani, Saulo Padilha y Sebastián Porrua Schiess. Agradecemos también al Centro de Informaciones de Rojava (RIC) y a Daniel Stefani por posibilitar el contacto con esta organización.
Expresamos, asimismo, nuestra más profunda gratitud a todas las personas que componen el equipo de Conectas, especialmente a Arquias Sófocles Guimarães Soares, del equipo editorial de la revista, y al equipo de comunicación, por sus contribuciones y constante colaboración a lo largo del proceso de la producción de esta Revista Sur.
Finalmente, quisiéramos hacer una mención especial a Renato Barreto, nuestro querido consultor editorial, esta vez no por su excelente e impecable trabajo, sino como una muestra de cariño para quien, al final de la edición, sufrió la irreparable pérdida da su madre… Doña Célia también forma parte de esta Sur.
Traducido por Celina Lagrutta.