Entrevista con el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión
La cuestión de la neutralidad de la red ha atraído recientemente la atención del mundo entero tras la decisión tomada en diciembre de 2017 por la Comisión Federal de Comunicaciones de los Estados Unidos (FCC, por sus siglas en inglés) de revocar muchas de las protecciones– establecidas por la administración Obama – las cuales representaban un hito A pesar de los titulares al respecto, se trata de un punto que muchos de nosotros no llega a entender del todo – tanto en términos de los impactos más generales que la decisión de la FCC puede tener en todo el planeta, como en relación con los derechos humanos. En esta entrevista, David Kaye, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión, explica a Sur – Revista Internacional de Derechos Humanos cómo la neutralidad de la red es central para su mandato, y para la democracia. Él tiene esperanza, sim embargo, de que la decisión no tenga consecuencias negativas duraderas y que todavía haya un importante rol por ser jugado por la sociedad civil para protegerla. Las empresas también, en su opinión, tienen un papel cada vez más importante de asegurar la libertad de expresión y de opinión – pero si bien por un lado muchas están apoyando la neutralidad de la red, en paralelo están lanzando iniciativas, como data caps (tarifas con límites de tráfico) y servicios básicos de internet, que amenazan nuestra libertad de expresión y opinión de otras maneras. Kaye también discute el importante rol que tienen las empresas, junto con los gobiernos, en combatir la desinformación, la propaganda disfrazada de material noticioso y las fakenews (noticias falsas) – especialmente apoyando y desarrollando una fuerte prensa independiente. Con el advenimiento de tecnología cada vez más sofisticada, sin embargo, él se pregunta si vamos a ser plenamente capaces de frenar esta preocupante tendencia.
Conectas Derechos Humanos • ¿Podría explicar a nuestros lectores el importante rol que tiene su mandato en la discusión acerca de la neutralidad de la red?
David Kaye • Por supuesto. Mi cargo fue creado a principios de los años 1990 y se dedica a la protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión. Eso significa que tengo un papel que cumplir en temas tanto online como offline. Me ocupo de cuestiones relacionadas, por ejemplo, a la protección de periodistas en espacios físicos, pero también a la protección de los ambientes para la libertad de expresión, incluso los virtuales. A medida que la era digital fue avanzando, surgieron muchos temas que dejan claro que los Estados tienen una doble obligación: de no restringir la libertad de expresión directamente, pero también de asegurar que no están interfiriendo en ambientes que facilitan la libertad de expresión. En el espacio en línea, eso significa garantizar que los Estados no sobreregulen las plataformas que posibilitan la libertad de expresión, que no sobreregulen la infraestructura que permite que las personas se comuniquen. Durante los últimos siete años, mi predecesor Frank La Rue, y ahora yo, hemos tratado de enfocarnos en cómo los temas vinculados a la libertad de expresión juegan en el espacio virtual. No solo en relación con las plataformas que usamos todos los días, ligadas a búsquedas, correos electrónicos y otras formas de comunicación, sino también la infraestructura digital – y así es como llegamos a las cuestiones de la neutralidad de la red.
Conectas • ¿Podría explicar a nuestros lectores por qué la democracia y la neutralidad de la red son temas tan íntimamente relacionados?
D. K. • Formalmente el tema de la democracia no incumbe a mi mandato. Este tiene como misión proteger el derecho a la libertad de opinión y de expresión en el marco del artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. En lo que atañe al derecho a la libertad de opinión, esto significa proteger el derecho a la libertad de opinión de cada persona sin interferencia – y se trata de un derecho absoluto. Por su parte, proteger el derecho a la libertad de expresión implica proteger la libertad de buscar, recibir e importar información e ideas de todo tipo, independientemente de fronteras y a través de cualquier medio. En la concepción del artículo 19, y de su precursor en la Declaración Universal de los Derechos Humanos – que también es el artículo 19 –estaba bien claro que el acceso a la información y la libertad de buscar y compartir información son aspectos fundamentales de la vida democrática. De hecho, si se observan otras fuentes de normas de derechos humanos y libertad de expresión, tal como la Convención Europea de Derechos Humanos, se encuentran directamente conectadas a la sociedad democrática y varios derechos humanos fundamentales, incluida la libertad de expresión.
Esto nos lleva a la cuestión de la neutralidad de la red. Los proveedores de servicios de internet y compañías de telecomunicaciones – ya sean actores privados, de propiedad del Estado u operados por este – no deberían ser quienes decidan qué tipo de información o qué contenido deberían recibir los individuos. Esto tendría efectos de distorsión, no solo sobre la vida democrática, sino también sobre el acceso a la información, no importa si hablamos de entretenimiento, información, ideas o noticias. La neutralidad de la red y la democracia están tan inextricablemente ligadas como lo están la libertad de expresión y la democracia.
Conectas • Los proveedores de servicios de internet argumentan que abolir la neutralidad de la red les permitiría ofrecer planes más baratos a los usuarios. Considerando que el acceso universal a internet, particularmente en partes del Sur global, sigue siendo una dificultad, ¿cree usted que deberíamos continuar persiguiendo el acceso igual, incluso si eso significa que el acceso a internet va a permanecer prohibitivamente caro para algunos usuarios?
D. K. • Esa es una pregunta muy importante. Hay dos formas distintas de considerar el asunto. La primera es pensar únicamente en expandir el acceso a internet localmente, en particular en el mundo en desarrollo y áreas rurales, que están fuera de las principales áreas de conectividad del planeta, y pueden encontrarse incluso en países desarrollados. Yo creo fuertemente que el acceso a internet se ha vuelto fundamental para que las personas puedan gozar de la libertad de expresión. Resulta esencial para acceder a la información en los días de hoy, y para expresarse. Si es cierto que resulta tan esencial, esto significa que los gobiernos tienen la obligación de asegurar el acceso a internet. Esto equivale a decir que los gobiernos deben destinar más recursos para garantizar un acceso más amplio – particularmente en el mundo en desarrollo. Adicionalmente, los gobiernos del mundo desarrollado debería ofrecer apoyo al mundo en desarrollo para expandir ese tipo de acceso. Esto está incorporado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La otra forma de considerarlo es preguntarse si realmente será más costoso permitir la neutralidad de la red. Yo no creo que esto sea verdad. Pero supongamos que fuera verdad por el momento, yo podría imaginarme un tipo de período de transición en el cual algunas formas de internet fueran accesibles a la gente incluso si la internet general no lo fuera. Yo vería eso como algo temporal y muy sujeto a cambio, porque de los contrario se estaría proveyendo a la gente un acceso limitado a la información en lugar del acceso pleno al que tienen derecho.
Conectas • En Brasil, los proveedores del servicio a menudo ponen restricciones (data caps) al uso de internet de banda ancha (500 Mbps, 1 Gbps, 2 Gbpsy así sucesivamente), pero también limitan la cantidad de datos a ser consumidos en un mes (100 Gb, 150 Gb, etc.), reduciendo de golpe la velocidad o cortándola totalmente una vez que el usuario alcanza su límite. Por un lado, esto no discrimina tipos específicos de plataformas o contenidos. Sin embargo, en la práctica, por ejemplo, el contenido escrito es favorecido por sobre , los videos. En su opinión, ¿prácticas como esa van contra la neutralidad de la red, impactando en el acceso a la información y limitando la libre expresión?
D. K. • Yo creo que ese es un caso en el que los data caps tienen que ser observados bien de cerca. Si los proveedores del servicio tienen una razón técnica legítima para limitar el uso de internet de banda ancha – por ejemplo, si de no hacerlo se dificultaría para todos la recepción de información –se podría justificar. No obstante, no estoy convencido de que tales razones técnicas sean verdaderamente legítimas. No conozco la situación en Brasil, pero muy a menudo los proveedores ponen data caps simplemente para poder cobrarles más a los usuarios.
Esas limitaciones de uso favorecen una forma de comunicación por sobre otras, lo cual realmente interfiere con los principios de la neutralidad de la red y con los principios de acceso a la información de cualquier tipo de medio. Así, digamos o no que eso limita la libre expresión, seguramente limita el acceso de las personas a la información y puede resultar muy problemático. Los proveedores de servicio deben trabajar con los gobiernos a fin de asegurar que sean capaces que proveer un amplio acceso, acabando con ese tipo de restricciones. A largo plazo, confío en que eso es lo más probable que ocurra.
Conectas • El servicio Free Basics de Facebook puede ser visto como una forma de acceder a información por parte de aquellos que menos pueden pagar. Sin embargo, es también criticado por ser anticompetitivo y favorecer a ciertas compañías estadounidenses y por penalizar a los rivales de Facebook. ¿Cómo ve usted ese tipo de iniciativas desde la perspectiva de la neutralidad de la red?
D. K. • Esa es otra buena pregunta. Hay muchos elementos de los que deberíamos hablar cuando tratamos de algo como Free Basics. Lo primero es que, pese a que un servicio como Free Basics ofrece contenido gratis, a la vez limita el contenido a lo que normalmente se refiere como un “jardín vallado” de los recursos de la plataforma y limita lo que es accesible a través de la plataforma. Esto es problemático porque da la ilusión de acceso pleno a internet, cuando verdaderamente no lo es.
El segundo aspecto a observar es que a veces servicios como esos son ofrecidos con el siguiente argumento: “Vamos a incrementar el acceso a la información donde la gente no lo puede pagar”, cuando de hecho las personas ya tienen acceso a la información. Esto fue así en la India, por ejemplo, cuando se introdujo Free Basics. Mucha gente en la India estaba muy decepcionada con eso, porque era realmente anticompetitivo. Ya existía un acceso bastante amplio a internet a lo largo del país – no en todas partes, pero era accesible – y el servicio Free Basics esencialmente competía con el acceso más amplio y los servicios más amplios que estaban disponibles. Tales servicios pueden entonces servir para desdibujar las líneas que separan la accesibilidad de la competitividad, y eso puede ser profundamente problemático.
El último punto es recordar que, por un lado, los servicios como Free Basics tienen una “buena intención” subyacente: ofrecen acceso a internet a aquellos que no pueden pagar. Pero son el tal “jardín vallado”. Yo preferiría ver a empresas como Facebook y Google proveyendo amplia infraestructura que permitiera a los usuarios de todo el mundo – particularmente aquellos de lugares donde la internet sea menos accesible – tener un acceso viable a la internet entera. Esas compañías disponen de los recursos necesarios para atender a todos sin reservarse ventaja competitiva. Tengo serias preocupaciones sobre los programas como Free Basics.
Conectas • ¿Qué impacto tendrá globalmente, sobre todo en el Sur global, la decisión de diciembre de 2017 tomada por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), de acabar con la neutralidad de la red?
D. K. • Yo creo que su impacto particular puede ser el modelo que presenta al resto del mundo. Dicho esto, no estoy totalmente seguro de que el hecho de que Estados Unidos mate la neutralidad de la red vaya a tener definitivamente un impacto negativo alrededor del mundo. La “marca” global de los EUA está en competencia con otras “marcas” por el mundo. Por ejemplo, dentro de la UE, países como Holanda y otros han realmente abrazado la neutralidad de la red. En esos ambientes, se ha mostrado de gran beneficio para los usuarios europeos. A medida que otros Estados vean los beneficios de la neutralidad de la red en Europa, se espera que adopten el modelo, y no el reciente modelo de la FCC. Entonces puede que haya una suerte de competición de valores entre lo que los usuarios están obteniendo en Europa y lo que las compañías están obteniendo en EUA. No creo que sea un simple “la FCC lo hace, entonces tendrá un impacto negativo”. Habrá una real competición por lo que la internet representará a lo largo del tiempo.
Conectas • ¿Qué rol le ve a la sociedad civil en la protección de la neutralidad de la red – especialmente después del duro golpe de la decisión de la FCC, que vino después de años de presión de la sociedad civil? ¿Ha visto o tiene conocimiento de ejemplos actuales de mejores prácticas en ese sentido?
D. K. • La sociedad civil tiene un papel realmente importante. Tal vez el mejor ejemplo sea el de la sociedad civil en la promoción de la neutralidad de la red en la India. Allí hemos sido testigos de un profundo compromiso de parte de institutos de investigación, institutos de elaboración de políticas públicas, académicos, abogados e incluso la corte de justicia en la protección al acceso a la internet y en la defensa de la neutralidad de la red, que ha sido verdaderamente esencial. Es muy gratificante ver cómo la sociedad civil ha actuado en una variedad de esferas – del cabildeo legislativo, de la investigación y de la litigación.
También debemos recordar que algunas empresas han sido fuertes defensoras de la neutralidad de la red. Google es un buen ejemplo. Mi esperanza es que esas empresas, que son las que resultan visibles al público y tienden a ser vistas con mejores ojos, por ejemplo, que un proveedor de servicios de internet, se comprometan con la sociedad civil para promover la neutralidad de la red.
Conectas • ¿Tiene esperanzas todavía de que haya reglas de neutralidad de la red, o la decisión de la FCC fue la última pala de cal sobre ese principio?
D. K. • En los EUA, el futuro de la neutralidad de la red no está definido. Los miembros del Congreso, tanto del lado de los demócratas como de los republicanos, se han mostrado realmente escépticos acerca de la decisión de la FCC sobre la neutralidad de la red. Todavía hay esperanza, entonces, para la neutralidad de la red en los Estados Unidos. Y como decía antes, la neutralidad de la red ha sido abrazada por muchos países fuera de los Estados Unidos. Así, en la medida en que esos países promuevan su visión de neutralidad de la red y su visión de acceso más amplio a internet, habrá fuerte esperanza para la neutralidad de la red en todo el mundo. Ahora hay otros modelos de regulación de internet promovidos por países como Rusia, China y otros que son profundamente problemáticos. Cuando hablamos de neutralidad de la red, tenemos que reconocerla como parte de la lucha general por los derechos humanos en la era digital.
Conectas • Resulta imposible hablar con usted y no discutir el tema de las fakenews. ¿De qué forma las fakenews, las operaciones de desinformación y la propaganda con objetivo político desafía los conceptos de libertad de expresión y de opinión y cómo está usted abordando estas tendencias preocupantes?
D. K. • La desinformación y la propaganda encubierta son a menudo utilizadas para interferir en la posibilidad de los individuos de acceder a información. Eso ocurre de varias maneras. Puede ocurrir esencialmente la exclusión de fuentes tradicionales o legítimas de información. Se puede trabajar para introducir la confusión en debates legítimos reales. Hay una serie de funciones equiparables para interferir en la libertad de opinión y la libertad de expresión.
Existe, sin embargo, una cantidad considerable de investigación que queda por hacer sobre la desinformación en línea: cómo funciona, y exactamente cuán grande es el problema. Está claro que la naturaleza del problema es seria, pero qué pasará está un poco en abierto en este momento. Por eso necesitamos ser cautos en la forma como abordamos los temas de desinformación y propaganda. Es importante que las compañías cuyas plataformas están siendo blancos de desinformación y propaganda política sean transparentes y liberen cuanta información sea posible sobre el uso de las plataformas, que sean sumamente abiertas a los investigadores para que podamos tener investigaciones precisas. También es esencial que las empresas sean muy claras sobre las reglas que están adoptando sobre tales temas, al igual que cómo configuran la información. Por ejemplo, si alguien está buscando información y se encuentra con 10 resultados, ¿cómo hace para saber cuál es legítima y cuál es falsa? No todos los usuarios son consumidores sofisticados de noticias e información. A veces, hasta los usuarios sofisticados tienen dificultad de discernir entre hechos y ficción. Cuanto más puedan compartir las empresas sobre esto mejor.
El otro lado de la cuestión es qué están haciendo los gobiernos para regular el tema. Ellos necesitan avanzar muy cautamente, por un par de razones. Primero, durante muchos años – décadas incluso – los regímenes autoritarios han usado reglas y políticas contra la diseminación de falsa información a fin de limitar el acceso a información, el disenso y crítica al gobierno. Esto es sumamente problemático y yo no querría ver a gobiernos democráticos entrando en procesos de validación de ese tipo de abordaje propio de los gobiernos autoritarios.
El otro tema que me preocupa es el de gobiernos democráticos usando medidas desproporcionadas – aunque sea con buenas intenciones, tratando de proteger su espacio democrático – y enfocando en la prohibición y en la penalidad por la desinformación, más que pensar sobre qué podrían hacer para apoyar las formas tradicionales de periodismo y medios de comunicación. Me gustaría ver a los gobiernos destinando más recursos a la alfabetización mediática, financiando programas de alfabetización mediática, por ejemplo. Me gustaría verlos lidiando con el problema de la concentración de los medios, asegurando que las compañías no limitaran el acceso a la información de fuentes menores de información o voces independientes. Es difícil para los gobiernos financiar a los medios independientes, pero podrían promoverlos de formas muy explícitas para asegurar que sean protegidos, ya que esta es la mejor forma de combatir la desinformación.
Conectas • ¿Qué futuro cree que le espera a las fakenews? ¿Ya hemos visto lo peor, o lo peor todavía está por venir?
D. K. • Odio terminar desanimándolos, pero me temo que la tecnología está avanzando en una dirección que terminará facilitando el trabajo de la desinformación, y dificultando a los individuos el discernimiento entre hechos y ficción. Ese es ciertamente el caso de la profunda y preocupante manipulación de videos, audios y textos, que está haciendo más difícil identificar las fuentes independientes y verificables de noticias. Como sabemos que el futuro nos traerá serios desafíos, es importante que los gobiernos, las organizaciones filantrópicas y los propios medios estén preparados para enfrentar las cuestiones de falsa información. ¿Cómo harán los medios independientes para manejar y denunciar la falsa información si la tecnología está siendo desvirtuada para socavar información y la propia libertad de información? Se trata de un serio desafío para los gobiernos y para la sociedad civil también. Hay muchas organizaciones tratando de hacer frente a este desafío, pero cuánto éxito tendremos todavía es un interrogante.
Entrevista conducida por Oliver Hudson (Conectas) el 23 de mayo de 2018
Preguntas elaboradas por Oliver Hudson (Conectas) y Thiago Oliva (Internet Lab)