Un camino entre activistas y fundaciones
A pesar del reciente crecimiento en la donación filantrópica en el Sur Global, todavía hay una distancia entre la financiación para el desarrollo y para los derechos humanos, dando preferencia a la primera. Este artículo sostiene que la distancia entre estos dos paradigmas debería acortarse, como se ha hecho en el Norte Global, aunque la filantropía en esa región también tiene sus desafíos. Los autores sostienen que la responsabilidad de este cambio no es únicamente de las fundaciones filantrópicas, sino también de los activistas.
En los últimos años se ha observado un crecimiento considerable de la filantropía en el Sur Global. En la India, la suma total de fondos para el sector de desarrollo ha crecido a un ritmo del 9%durante los últimos cinco años, aumentando desde aproximadamente 150,000 crore rupias hasta 220,000 crore rupias en 2016.11. Arpan Sheth, Deval Sanghavi, Anant Bhagwati, Srikrishnan Srinivasan and Pakzan Dastoor, “India Philanthropy Report 2017.” Bain and Company, 4 de marzo de 2017, visitado el 10 de diciembre de 2017, http://www.bain.com/publications/articles/india-philanthropy-report-2017.aspx. Este crecimiento se ha debido principalmente a las contribuciones privadas, que han constituido un 32%del total de contribuciones al sector de desarrollo en 2016, siendo un 15% en 2011. Aunque una cantidad considerable de la financiación se ha dirigido a los derechos y prerrogativas de gentes de comunidades marginadas, poco de esto se ha enmarcado explícitamente como contribuciones a la promoción de los derechos humanos. Salvar esta distancia es un viaje que está en una etapa inicial en la India, y continúa siendo una operación en curso en muchas otras partes del mundo.
Los filántropos en la India operan principalmente bajo el paradigma del desarrollo. Financian trabajo que busca incluir a poblaciones desfavorecidas o marginadas en el desarrollo económico, mejorando el acceso a servicios básicos como educación y atención médica. Este enfoque contiene una impaciencia por avanzar en estos ámbitos, y es indicativo de una jerarquía en las cuestiones/necesidades sociales. Problemas como el hambre y la falta de acceso a agua potable limpia ocupan los primeros puestos, mientras que las violaciones de derechos humanos y la falta de acceso a la justica, que son vistos como menos urgentes o como pertinentes sólo por una minoría, son relegados a los últimos puestos. Probablemente, un marco como el enfoque basado en capacidades elaborado por Amartya Sen podría ser empleado para vincular los distintos temas sociales, políticos y económicos que marginan o excluyen a ciertas comunidades.
Para los activistas de derechos humanos, la interconexión entre estos temas es visible de inmediato. Sin embargo, el lenguaje empleado por los activistas para comunicar esto es muy distinto del lenguaje al que están acostumbrados los donantes. Esto hace que estas conversaciones sean, en el mejor de los casos incomprensibles, y discrepantes, en el peor. En el Sur Global, aunque la línea entre derechos y prerrogativas es muy fina, pues el trabajo en un ámbito acostumbra a trasvasar al otro, casi nunca hay un marco claro de derechos humanos en los puntos de vista de los filántropos, ni en los programas que escogen apoyar.
Hay una serie de desconexiones entre los filántropos y un marco de derechos en el Sur Global. Las filantropías del Norte Global están en un lugar muy distinto del viaje que sus homólogos del Sur Global, pero están lejos de no tener cuestiones por resolver.
Por ejemplo, las fundaciones se esfuerzan por invertir sus fondos de donación en concordancia con su misión y valores. Ha habido bastante clamor en los últimos años en contra de las inversiones de las fundaciones en combustibles fósiles, y se ha animado a estas organizaciones a invertir en empresas más ecológicas.22. DivestInvest, Homepage, 2017, visitado el 18 de diciembre de 2017, https://www.divestinvest.org/. Estas campañas han tenido bastante éxito, como queda demostrado por los cientos de fundaciones de todo el mundo que han firmado el compromiso a desinvertir en combustibles fósiles, incluyendo el Rockefeller Brothers Fund (Fondo de los Hermanos Rockefeller) y Children’s Investment Fund Foundation (Fundación Fondo de Inversión Infantil). Sin embargo, esta lucha no termina porque se logre la desinversión en los combustibles fósiles, y necesita avanzar hacia inversiones proactivas de dotaciones de fondos en organizaciones y programas alineados con sus propias misiones. Un ejemplo de organización que ha adoptado este enfoque a la inversión es la Heron Foundation (Fundación Heron), que está trabajando por lograr un 100%de inversiones alineadas con su misión.
Además, los filántropos del Norte Global que financian organizaciones promoviendo los derechos humanos, con la posible excepción de las de Norte América, miran hacia el exterior y tienden a centrar sus esfuerzos normalmente en países del Sur Global. Aunque este apoyo económico es necesario para el Sur, también demuestra una tendencia a enfocarse en las violaciones de derechos humanos y desigualdades de otros países, a expensas de ocuparse de las de su propio país. Esto guarda una relación directa con las ecuaciones de poder existentes entre el Norte Global y el Sur Global, y es por tanto perjudicial a la larga para la promoción de los derechos humanos.
Una alineación completa entre la filantropía y un marco de derechos es un viaje largo y su final no está cerca. Algunas novedades que han permitido avances en este viaje han sido los traslados de personas de organizaciones de derechos humanos a fundaciones. En la India, como hay cada vez más fundaciones que abren sus puertas a personas con experiencia en derechos humanos o la sociedad civil, se está logrando diversificar perspectivas y enfoques a la subvención, creando cambios duraderos en cómo se lleva a cabo la subvención de fondos y a quién ayuda.
Además, aunque el lenguaje y la articulación es una parte importante del discurso de derechos humanos, es necesario que los activistas de derechos humanos desarrollen la capacidad de hablarles a los filántropos en un lenguaje que puedan comprender, conectando los marcos de derechos humanos con los de desarrollo. Si están colaboraciones van a llevarse a cabo, los activistas necesitan superar la incomodidad de modificar el discurso para adaptarlo a las necesidades de los filántropos, explorando al mismo tiempo maneras de alentar a la filantropía a adoptar un enfoque basado en derechos. Aunque esto pone la carga de construir puentes sobre los activistas, las dinámicas de poder existentes con respecto al dinero y la influencia piden este primer paso.
En resumen, hay muchos puntos en común entre los objetivos de los filántropos y los de los activistas de derechos humanos. Sin embargo, para lograr estos objetivos, los filántropos necesitan comprender que los objetivos de los derechos humanos y los de desarrollo están relacionados de manera inextricable, mientras que los activistas de derechos humanos necesitan encontrar maneras para ayudarlos a llegar ahí.