Ensayos

Feminismo negro para un nuevo marco civilizatorio

Djamila Ribeiro

Una perspectiva brasileña

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RESUMEN

El artículo discute la importancia del feminismo negro para el debate político actual. Muestra como la ausencia de una mirada étnico-racial en el movimiento feminista ha invisibilizado a las mujeres negras y sus luchas, obstaculizando así su camino de convertirse en sujetos políticos. De esta forma, destaca la contribución teórica analítica de feministas negras, que coloca en evidencia la combinación de opresiones – de raza, clase social y otras formas de discriminación – y su funcionamiento concreto en la vida de las mujeres negras. Para la autora, una mirada crítica e interseccional puede apuntar para nuevas formas de comprensión y existencia política que rompa con la invisibilidad de la realidad de las mujeres negras.

Palabras Clave

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Es esencial para la prosecución de la lucha feminista que las mujeres negras reconozcan la ventaja especial que nuestra perspectiva de marginalidad nos da y hacer uso de esa perspectiva para criticar la dominación racista, clasista y la hegemonía sexista, así como para refutarlas y crear una contra hegemonía. Estoy proponiendo que tenemos un papel central por desempeñar en la realización de la teoría feminista y una contribución a hacer que es única y valiosa.11. bell hooks, Feminism Is For Everybody: Passionate Politics (London: Pluto Express, 2000): 15.

Esta cita de bell hooks sintetiza la importancia del feminismo negro para el debate político. Pensar cómo las opresiones se combinan y entrecruzan entre ellas, generando otras formas de opresión, es fundamental para pensar otras posibilidades de existencia. Además, el marco teórico crítico aportado por el feminismo negro sirve como instrumento para pensar no sólo en las mujeres negras, categoría también diversa, sino también en el modelo de sociedad que queremos.

Las mujeres negras vienen históricamente pensando en la categoría mujer de una forma crítica y no universal, apuntando siempre a la necesidad de percibir otras posibilidades de ser mujer. Sojourner Truth, ex-esclava que se convirtió en oradora, en 1851 dio su famoso discurso titulado “¿Y yo no soy una mujer?” en la Convención de Derechos de las Mujeres en Ohio:22. Sojourner Truth Speeches and Commentary, visitado el 30 de noviembre de 2016, http://www.sojournertruth.org/Library/Speeches/Default.htm.

Aquel hombre de allí dice que es necesario ayudar a las mujeres a subirse a un carruaje, que es necesario cargar con ellas cuando atraviesan un lodazal y que ellas deben ocupar siempre los mejores lugares. ¡Nunca me ayuda nadie a subir a un carruaje, a pasar por encima del lodo ni me cede el mejor lugar! ¿Y no soy acaso una mujer? ¡Mirádme! ¡Miren mi brazo! ¡Desembrocé, planté, junté paja en los graneros y ningún hombre me consiguió superar! ¿Y no soy acaso una mujer? ¡Conseguí trabajar y comer tanto como un hombre, cuando tenía algo para comer, y también aguanté los latigazos! ¿Y no soy acaso una mujer? Parí cinco hijos y la mayoría de ellos fue vendida como esclavos. ¡Cuando expresé mi dolor de madre, nadie, excepto Jesús, me escuchó! ¿Y acaso no soy una mujer?

Truth ya señalaba aquí que la situación de la mujer negra era radicalmente diferente de la situación de la mujer blanca. Cuando en aquella época las mujeres blancas luchaban por el derecho al voto y al trabajo, las mujeres negras luchaban por ser consideradas personas. Y en esa diferencia racial radicaba toda la diferencia.

Angela Davis también es una pensadora que, incluso antes de ser acuñado el concepto de interseccionalidad, consideraba las opresiones estructurales como indisociables. En Mujeres, Raza y Clase, de 1981,33. Angela Davis, Women, Race and Class (New York, NY: Random House, 1981). recientemente publicado en Brasil,44. Angela Davis, Mulheres, Raça e Classe; trad. Heci Regina Candiani (São Paulo: Boitempo, 2016). Davis enfatiza la importancia de utilizar otros parámetros para la feminidad y denuncia el racismo existente en el movimiento feminista, además de hacer un análisis anticapitalista, antirracista y antisexista.

Aunque varias feministas negras ya habían empleado un análisis interseccional antes, el concepto sólo fue acuñado en 1989, por Kimberlé Crenshaw, en su tesis de doctorado.55. Kimberlé Williams Crenshaw, “Demarginalizing the Intersection of Race and Sex: A Black Feminist Critique of Antidiscrimination Doctrine, Feminist Theory, and Antiracist Politics” (University of Chicago Legal Forum, 14, 1989).

La interseccionalidad es una conceptuación del problema que busca capturar las consecuencias estructurales y dinámicas de la interacción entre dos o más ejes de subordinación. Trata específicamente de la forma como el racismo, el patriarcalismo, la opresión de clase y otros sistemas discriminatorios crean desigualdades básicas que estructuran las posiciones relativas de las mujeres, razas, etnias, clases y otras.66. Kimberlé Williams Crenshaw, “Documento para o encontro de especialistas em aspectos da discriminação racial relativos ao gênero”, Revista Estudos Feministas 10 (2002): 177.

Pensar la interseccionalidad es darse cuenta de que no puede haber primacía de una opresión sobre las otras y que, siendo estas estructurantes, es necesario romper la estructura. Es pensar que la raza, la clase y el género no pueden ser categorías pensadas aisladamente, sino de un modo indisociable.

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En Brasil, el feminismo negro empieza a adquirir fuerza en los años 1980. Según Núbia Moreira, “la relación de las mujeres negras con el movimiento feminista se establece a partir del III Encuentro Feminista Latinoamericano ocurrido en Bertioga en 1985, de donde emerge la organización actual de mujeres negras con expresión colectiva, con la idea de adquirir visibilidad política en el campo feminista. A partir de entonces, surgen los primeros Colectivos de Mujeres Negras, época en la que tuvieron lugar algunos Encuentros Provinciales y Nacionales de mujeres negras.”77. Núbia Regina Moreira, “Representação e identidade no feminismo negro brasileiro” (artículo presentado en el Seminário Internacional Fazendo Gênero en la Universidad Federal de Santa Catarina, Florianópolis, el 7 de agosto de 2006). Aparecen organizaciones importantes como Geledés, Fala Preta, Criola, además de colectivos de producción intelectual. En este sentido, Lélia Gonzáles surge como un gran nombre a ser debatido y estudiado. Aparte de colocar a la mujer negra en el centro del debate, Lélia ve la jerarquización de saberes como producto de la clasificación racial de la población, dado que el modelo valorizado es universal y blanco. Según la autora, el racismo se constituyó “como la ‘ciencia’ de la superioridad eurocristiana (blanca y patriarcal), mientras se estructuraba el modelo ario de explicación.”88. Lélia Gonzalez, “A categoria político-cultural de amefricanidade,” Tempo Brasileiro, 92/93 (enero/junio 1988): 69-82.

Dentro de esa lógica, la teoría feminista también acaba incorporando ese discurso y estructurando el discurso de las mujeres blancas como dominante. En este sentido, contradiscursos y contranarrativas no son importantes solo en un sentido epistemológico, sino también en el de la reivindicación de la existencia. La invisibilidad de la mujer negra dentro del marco feminista hace que los problemas de esa mujer no tengan ni siquiera nombre. Y no se piensan salidas emancipadoras para problemas de los que ni siquiera se habla. La ausencia también es ideología. Muchas feministas negras consideran la cuestión de romper el silencio como primordial para la supervivencia de las mujeres negras. Angela Davis, Audre Lorde, Alice Walker, en sus obras, tratan sobre la importancia de hablar. “El silencio no te va a proteger”, dice Lorde.99. Audre Lorde. Textos Escolhidos, visitado el 30 de noviembre de 2016, https://acervofeminista.wordpress.com/2015/12/02/audre-lorde-textos-escolhidos/. “No puede ser tu amigo quien te exige silencio”, dice Walker. “La unidad negra fue construida encima del silencio de la mujer negra”, dice Davis.1010. Angela Davis, “As mulheres negras na construção de uma nova utopia,” Geledés, Julio 12 de 2011, visitado el 30 de noviembre de 2016, http://www.geledes.org.br/as-mulheres-negras-na-construcao-de-uma-nova-utopia-angela-davis/#gs.rNTsonI. Las autoras están hablando de la necesidad de no callarse ante las opresiones como manera de mantener una supuesta unidad entre grupos oprimidos, o sea, advierten sobre la importancia de que ser oprimido no puede ser utilizado como disculpa para legitimar la opresión.

La cuestión del silencio también puede ser extendida a un silencio epistemológico y de práctica política dentro del movimiento feminista. El silencio en relación a la realidad de las mujeres negras no las coloca como sujetos políticos. Un silencio que hace, por ejemplo, con que en los últimos 10 años haya disminuido el asesinato de mujeres blancas en casi un 10% y aumentado en casi un 55% el de mujeres negras, según el Mapa de la Violencia de 2015.1111. Mapa da Violência 2015: Homicídio de mulheres no Brasil, visitado el 30 de noviembre de 2016, http://www.mapadaviolencia.org.br/pdf2015/MapaViolencia_2015_mulheres.pdf, p.30. Falta una mirada étnico-racial hacia las políticas de combate a la violencia contra la mujer. La combinación de opresiones pone a la mujer negra en un lugar en el cual solamente la interseccionalidad permite una verdadera práctica que no niegue unas identidades en detrimento de otras.

Por no ser ni blancas, ni hombres, las mujeres negras ocupan una posición muy difícil en la sociedad supremacista blanca. Representamos una especie de doble carencia, una alteridad doble, ya que somos la antítesis de ambos, blanquitud y masculinidad. En este esquema, la mujer negra solo puede ser el otro, y nunca sí misma. (…) Las mujeres blancas tienen una posición oscilante, con respecto a sí mismas y con respecto al “otro” del hombre blanco, pues son blancas, pero no hombres, los hombres negros ejercen la función de oponentes de los hombres blancos, por ser posibles competidores en la conquista de las mujeres blancas, pues son hombres, pero no blancos, las mujeres negras por su parte, no son ni blancas, ni hombres, y ejercen la función de lo “otro” del otro.1212. Grada Kilomba, Plantation memories: episodes of everyday racism (Munster: Unrast, 2012): 124.

En esta afirmación de Kilomba nos damos cuenta que ella diverge de la categorización hecha por Simone de Beauvoir.1313. Simone de Beauvoir, O Segundo sexo – fatos e mitos, trad. Sérgio Milliet (São Paulo: Difusão Europeia do Livro, 1980). Para la filósofa francesa no hay reciprocidad: la mujer siempre es vista, a través de la mirada del hombre, en un lugar de subordinación, como el otro absoluto. Pero esa afirmación de Beauvoir se refiere a un modo de ser mujer, en su caso, la mujer blanca. Kilomba, aparte de sofisticar el análisis, incluye a la mujer negra en la comparación. Para ella, existe reciprocidad entre la mujer blanca y el hombre blanco y entre la mujer blanca y el hombre negro, existe una posición oscilante que puede permitir que la mujer blanca se coloque como sujeto. Pero Kilomba rechaza la fijeza de esa posición. Las mujeres blancas pueden ser vistas como sujetos en momentos dados, así como el hombre negro. Beauvoir dice: “Ahora bien, lo que define de manera singular la situación de la mujer es que, siendo, como todo ser humano, una libertad autónoma, se descubre y se elige en un mundo donde los hombres le imponen que se asuma como el Otro; pretenden fijarla como objeto y consagrarla a la inmanencia, puesto que su trascendencia será perpetuamente trascendida por otra conciencia esencial y soberana.” Kilomba, aparte de mostrar que las mujeres poseen situaciones diferentes, rompe con la universalidad en relación a los hombres, mostrando también que la realidad de los hombres blancos no es la misma que la de los hombres negros, y que también en relación a ellos se debe plantear la pregunta: ¿de qué hombres estamos hablando? Reconocer la posición de las mujeres blancas y hombres negros como oscilante nos permite ver las especificidades y romper con la invisibilidad de la realidad de las mujeres negras.

Para Kilomba, ser esa antítesis de blanquitud y masculinidad imposibilita que la mujer negra sea vista como sujeto. Utilizando los términos de Beauvoir, la mujer negra sería, por tanto, el otro absoluto. Tanto la mirada de los hombres blancos como la de los negros y la de las mujeres blancas confinaría a la mujer negra a un lugar de subalternidad mucho más difícil de ser superado.

En una sociedad de herencia esclavista, patriarcal y clasista, se vuelve cada vez más necesaria el aporte teórico y práctico que el feminismo negro trae para poder pensar un nuevo marco civilizatorio.

Djamila Ribeiro - Brasil

Djamila Tais Ribeiro dos Santos es Magíster en Filosofía Política de la Universidad Federal de São Paulo y graduada en Filosofía en la misma universidad. Es miembro de la Simone de Beauvoir Society. Conferencista internacional, participó como argumentadora en eventos en la sede de la ONU en Nueva York, en marzo y septiembre de 2016. Columnista en el sitio web de la Revista Carta Capital y en el blog de la editora Boitempo. Actualmente es secretaria adjunta de la Secretaría Municipal de Derechos Humanos y Ciudadanía de São Paulo.

Recibido en noviembre de 2016.

Original en portugués. Traducido por Sebastián Porrua.